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Fede de los Ríos

La muerte como espectáculo

Portadas de periódicos, radios y televisiones abrían sus informativos: «España entera llora la pérdida de Puerta». Los ignorantes del balompié nos enterábamos de quién era Antonio Puerta y de que hay otro mundo, el del fútbol. Quizá también exista otro del waterpolo, algo más húmedo a lo Tales de Mileto; e incluso el mundo etéreo del paracaidismo, como aventuró Anaxímenes.

La muerte súbita del futbolista, al decir de los medios periodísticos, ha transformado hasta las relaciones sociales: «la eterna rivalidad entre el Betis y el Sevilla ha concluido». Todos con Puerta. Tristes béticos y compungidos sevillistas lloran desconsoladamente al unísono, «ricos y pobres, empresarios y trabajadores rinden homenaje a su ídolo» (sic). La lucha de clases al fin superada, fíjate. El consenso triunfante, ni siquiera Acebes acusa al PSOE del luctuoso suceso.

Periodistas y expertos creen necesario prevenir hechos como éste y exigen la investigación de las causas de la muerte súbita. Cosa difícil, por que ya no sería súbita.

El gobierno español le ha concedido la medalla póstuma al mérito deportivo. ¿El mérito? Morirse con las botas puestas.

La tragedia natural la vemos reflejada en los rostros de sus familiares y amigos. Nos conmueve. El drama, recreado por los medios podemos observarlo por televisión: miles de individuos en el funeral de su ídolo; en primera plana, políticos y profesionales del espectáculo. Resulta esperpéntico por la artificiosidad histérica que producen las catarsis inducidas de masas. Inmoral y grotesco el discurso reiterativo apelando a la sensiblería irracional. La utilización de la muerte da beneficios. Detrás de la necrológica estrella, en páginas interiores, en la sección de Internacional, encontramos más muertes súbitas: Kerbala (Irak), varios centenares de cadáveres democráticos; Sucesos: gracias al patriarcado, dos mujeres mueren súbitamente a manos de sus parejas; tres trabajadores de subcontratas lo hacen en beneficio del capital. Unas decenas, por el progreso del automóvil.

Imaginamos nuevas concesiones de póstumas medallas gubernativas. En los funerales, la presencia del ministro correspondiente, Exteriores, Justicia, Trabajo, Industria... Los medios exigirán que se investigue la causa de tanta muerte. ¿O no? Contra el espectáculo de la muerte, la muerte del espectáculo

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