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El Comité Regional del PSN se cierra sin que ni tan siquiera se voten los documentos críticos

El Comité Regional del PSN tuvo tanto ruido como pocas nueces. Como cabía esperar, no pasó nada sustancial, porque en realidad no podía pasar nada. Los dirigentes del partido, pero también los críticos, están en un laberinto que no tiene salida. La demanda de una explicación oficial a la decisión de vetar un gobierno alternativo en Nafarroa quedó sin respuesta, como estaba cantado, porque no puede entenderse como tal la afirmación de Blanco de que un ejecutivo con Nafarroa Bai e IUN sería inestable, y menos aún después de que Carlos Chivite, secretario general del PSN, anunciara a toda la militancia por carta que la decisión de Ferraz se había tomado por «razones de índole superior» que no podían ser explicadas. Pero, por si esto fuera poco, Blanco incidió además en que según los estatutos del partido la decisión sobre pactos en cualquier comunidad autónoma corresponde a la dirección estatal, y que los responsables del PSN sabían desde el primer momento que UPN terminaría gobernando. Así las cosas, el secretario de Organización no dudó en concluir que lo que ha pasado es perfectamente normal y natural: «Todo el mundo ha cumplido con su deber y ha estado en su lugar, los navarros también».

Iruñea puede proponer, pero quien manda es Madrid, lo que vuelve a confirmar, lamentablemente para este país, que el PSN -al igual que el PSE- sigue actuando como mera sucursal de lo que decide el PSOE en su sede central de Madrid.

Como explicó Carmen Hermosín, secretaria de Política Autonómica que acompañó ayer a Blanco, Nafarroa «es tema de Estado». Y, como ha indicado José Luis Rodríguez Zapatero un par de veces, «Navarra es de todos», de todos los españoles, se entiende.

Así ha sido desde hace cinco siglos. Y el PSN fue creado en 1982 precisamente para que eso siga siendo así. En este esquema no hay capacidad de maniobra alguna para los críticos, muchos de los cuales han terminado asimilando que es cierto que, según los estatutos, Ferraz tenía el poder de decidir, e incluso aceptan que nunca se les hará partícipes de por qué el presidente del Gobierno español no se ha atrevido a echar a la derecha a la oposición en Nafarroa.

La situación creada en el partido no es más que un reflejo del contexto general, de la imposibilidad de que la ciudadanía navarra en particular y la vasca en general pueda decidir su futuro en libertad. Si en el seno del PSN algunos han entendido esto, quizás se haya avanzado mucho.

Represión y enfrentamiento

La actualidad, además de pasar por la reunión de Iruñea, se centraba, una vez más, en la actuación de las policías francesa y española, que insisten en reforzar su apuesta represiva -en este caso, deteniendo a cuatro ciudadanos vascos en la localidad occitana de Cahors-. Como tantas y tantas otras veces a lo largo de estas últimas décadas, el ministro del Interior español de turno presentaba a los últimos detenidos como presuntos lugartenientes de supuestos jefes, supuestos jefes de éste o aquel aparato, supuestos expertos de esto y aquello... configurando, como siempre, argumentos y alimento mediático para grandes titulares y tertulias, pero no para desbrozar caminos que nos lleven hacia un acuerdo político que instaure en Euskal Herria un marco democrático que pueda resolver el conflicto político. Está demostrado que la apuesta por la vía de la represión y del enfrentamiento es una estrategia baldía que sólo alarga la situación de conflicto.

Macro y microeconomía

Pero, parafraseando el dicho, no sólo de política viven las personas. Son cada vez más insistentes las noticias que desvelan y reflejan el incesante aumento de la carestía de la vida, a pesar de que los expertos y los gobernantes de Estados Unidos y de la Unión Europea nos aseguren que la macroeconomía va bien y que situaciones de crisis como la del mercado de las hipotecas que ya empiezan a cruzar el Océano Atlántico procedente de Estados Unidos no afectarán seriamente al crecimiento económico. «Los fundamentos de la economía son fuertes y no hay que preocuparse», asegura George W. Bush. Desde la UE, muchos de sus gobernantes nos dicen más o menos lo mismo.

Sin embargo, para el común de los mortales la situación no es en absoluto halagüeña: titulábamos ayer en nuestro segundo Eguneko Gaia que las constantes subidas del Euribor han encarecido las hipotecas medias en 1.092 euros al año y conocíamos, además, que esa tendencia se ceba con especial saña en el bolsillo de muchos ciudadanos vascos. Para aquellos que contrataron hace un año una hipoteca media para adquisición de vivienda de 157.377 euros, la revisión anual de setiembre les supondrá pagar 91 euros más al mes. Un sobrecargo al que no acompaña, como es habitual, ninguna subida salarial, y sí en cambio, un considerable aumento de los productos de consumo.

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