Félix Ovejero Lucas 2007/9/5
Genes y nenúfares
(...) Toda una vida buscando un ssustituto para Dios en donde afincar los derechos y resulta, quién se lo iba a decir [a los juristas] que está en el neocórtex. El primer derecho en acudir a la cita es el previsible, el que mayores problemas ha encontrado a la hora de asegurarse cimientos firmes. «Los principios fundamentales de la propiedad están codificados en el cerebro humano» podemos leer en un texto incluido en una reciente recopilación de trabajos -algunos, excelentes, todo hay que decirlo- publicados como libro bajo el título «Law and Brain». (...)
(...) Por supuesto, es importante conocer de qué barro estamos amasados. Aunque las razones para defender la igualdad son independientes de si somos o no iguales, pues no se distribuyen los derechos según seamos más o menos imbéciles, hermosos o rubios, para diseñar las instituciones que hagan posible la igualdad es de sumo interés saber si priman en nosotros disposiciones egoístas, que no parece, altruistas, que tampoco, o un modesto y prudencial sentimiento de reciprocidad, que parece que sí. (...)
Pero nunca hay que olvidar lo fundamental, lo de siempre: lo que somos nada nos dice acerca de lo que está bien que sea. Que los humanos nazcamos, todos, con un «instinto» no hace bueno al «instinto». La violencia doméstica no está justificada por más que ser agresivos o celosos resultara adaptativamente ventajoso. Que existan razones biológicas para que algunos colores o formas nos atraigan o para que ciertos cuerpos nos embelesen no resuelve «el problema de la belleza». Siempre nos quedarán por responder las preguntas «eso que queremos, ¿está bien?»; «eso que nos gusta, ¿es hermoso?». Al cabo, somos capaces de reconcoer que cosas que hacemos o queremos no nos parecen bien. (...)