La lucha de gigantes entre EEUU, China y Rusia por el control de Asia Central parece estar representada en la tienda de excedentes militares de Akmamat Kassimov en el mercado de Bishkek, capital de Kirguizistán, uno de los cuatro países de la deseada región junto a Kazajstán, Uzbekistán y Tayikistán.

Kassimov vende uniformes de los ejércitos de Rusia, China y EEUU. Por 400 soms, alrededor de 10,5 dólares, se puede comprar un uniforme del Ejército chino. Un uniforme ruso con certificado «auténtico» vale el doble, y la gama alta del Ejército estadounidense está a 34 dólares. «El chino es el que mejor se vende» afirma Kassimov.

Las tres grandes potencias se disputan esta región de montañas y estepas, en la que abundan las reservas de gas y petróleo, al encuentro de Europa, China y los países musulmanes al sur, de Afganistán en Irán.

Beijing y Moscú, que a mediados de agosto celebraron unas maniobras militares conjuntas -en el marco de la Organización de Cooperación de Shanhai, que agrupa a rusos, chinos y los cuatro países de Asia Central-, parecen combinarse para minar las proyecciones estadounidenses. Pero a pesar de sus grandes espacios, Asia Central podría revelarse demasiado pequeña para más de una gran potencia. Y de las tres, China parece mejor colocada, destacan analistas. Contrariamente a Rusia y a Estados Unidos, no tiene presencia militar en la región. «China se desarrolla discretamente, por medio de la economía», explica Fiodor Loukianov, redactor jefe de la publicación de asuntos internacionales ``Rusia''.

Los intercambios comerciales entre China y Kirguizistán alcanzaron 2.800 millones de dólares en 2006, principalmente en exportaciones chinas, y el movimiento no deja de acelerarse según Beijing. En los mercados de este país, de cinco millones de habitantes, todos los productos son «Made in China». En la tienda de Kassimov, el vendedor asegura que incluso los uniformes del Ejército estadounidense son falsificaciones venidas de China.

Mientras que los chinos construyen carreteras para transportar sus mercancías, Washington apuesta por el mantenimiento de sus bases militares -una del cuales se encuentra cerca de Bishkek- y el grupo de presión del mercado de los hidrocarburos. «Estados Unidos va a reforzar su presencia en Kirguizistán. Es un puesto avanzado de su estrategia global», considera al analista de Kirguizistán Marad Kazakbaïev.

Washington tiene también buenas relaciones con Kazajstán, rico en petróleo y cinco veces mayor que el Estado francés, e intenta acercarse a Turkmenistán, rico en gas. Pero sus desastres en Irak y Afganistán juegan en su descrédito. «El impulso hacia Occidente que había ya ha pasado, y numerosos aspectos de la política occidental son muy impopulares», destaca Oksana Antonenko, del Instituto Estratégico de Estudios Internacionales de Londres.

Rusia por su parte domina siempre las redes de gaseoductos y oleoductos, controlando así sus exportaciones. Y el más importante proyecto en la región, que permitiría suministrar petróleo kazajo y gas turcomano, está destinado a abastecer a China, no a Occidente. Los elevados precios de los hidrocarburos también permiten a Moscú entrar en el mismo juego de China y de Estados Unidos. Así, el presidente ruso, Vladimir Putin, prometió a mediados de agosto en Bishkek inversiones por valor de 2.000 millones de dólares.

Por otra parte, el papel histórico de Moscú como antigua potencia colonial es una ventaja también. El ruso es ampliamente utilizado como lengua de comunicación entre los cuatro países. El comerciante de Bishkek sonríe por las ventajas de ser tan deseado: «Está muy bien, porque vienen a ayudarnos todos».