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Gloria Rekarte Ex presa política

Aún brilla la esperanza

Lo que son las cosas, de entre la mixtura de reacciones, especulaciones y arrebatos que se han sucedido estos días, han sido precisamente las palabras de Zaplana las que me han filtrado un rayito de esperanza

El 13-S, que además no era ni martes ni viernes, no parecía venir especialmente marcado por la fatalidad. Podía haber sido un día como otro cualquiera: manifestaciones prohibidas, detenciones, encarcelamientos, sumarios, macrosumarios , jóvenes con la cara partida, brutalidad policial, controles de 17 horas en las carreteras de Euskal Herria... un día, en fin, como tantos otros, sin nada memorable que reseñar.

Podía haber sido, pero no fue. La carta sorpresa presentada el día anterior hacía trepidar las tintas de las rotativas, zarandeaba micrófonos y cámaras y sacudía una patada antirreglamentaria en las tripas de los políticos españoles: se iba Josu Jon «el moderado». El PNV, ocupado en la cohesión del partido, la ponencia unitaria y ahora en la designación del sustituto debidamente consensuado, no dice mucho sobre el asunto. Habla Anasagasti, habla Egibar, habla Sodupe... pero decir, dicen poco. Dejan la puerta abierta a análisis de todo tipo y especulaciones para todos los gustos, pero se advierte menos dolor en las filas propias que en las ajenas.

Al PSOE se le ve poco contento, el PP anda preocupado y dolido. Uno y otro sienten la pérdida de algo propio. Y no es de extrañar: que las cosas de casa las hagan los de casa es lo corriente, lo habitual y lo menos que se puede esperar; que las hagan los de fuera es mérito que hay que reconocer. Y ahí estuvo Josu Jon haciendo méritos como nadie.

Por eso al PSOE, a quien la dimisión de concejales del PSN tras el ordeno y mando que gobierne UPN se la trajo flojita, le faltó tiempo para correr a hablar con Josu Jon y quedarse tras la charla tranquilo y relajado. La vicepresidenta primera del Gobierno también corrió a serenar al pueblo: el seísmo no alcanzaba un grado preocupante: el PNV no iba a cambiar su, ejem, política antiterrorista. Traducción simultánea: el Partido Nacionalista Vasco seguirá siendo un partido no nacionalista con un poquitín de vasco, que es cosa que cautiva a España, como Josu Jon quería, y seguirá allanando el camino de la represión y las ilegalizaciones, que es cosa que cautiva mucho más.

Rajoy, en cambio, no conseguía despegarse la inquietud: la marcha de Josu Jon, dijo, no era una buena noticia para España. Capaz el PNV de insistir ahora en la historia del referéndum, con lo bien que rechazaba tal posibilidad este hombre. «¡La culpa la tienes tú!», le ha dicho, además, a Zapatero. También para Zaplana la culpa la tiene Zapatero.

Y, lo que son las cosas, de entre la mixtura de reacciones, especulaciones y arrebatos que se han sucedido estos días, han sido precisamente las palabras de Zaplana las que me han filtrado un rayito de esperanza, aunque no tenga mucho que ver ni con Imaz que se va ni con quien sea el que se quede. Clamaba, despechado, el portavoz de los populares en el Congreso: «Al presidente del Gobierno todo le sale mal. Fíjense dónde está Mas y cómo ha concluido Imaz. Al final lo que toca lo quema». Teniendo en cuenta que más que tocarlo a UPN lo ha abrazado estrechamente, aún brilla la esperanza.

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