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Crónica | crisis financiera

Greenspan, el «oráculo» que sigue marcando tendencia

Año y medio después de haber dejado la presidencia de la Reserva Federal (FED), el protagonismo de Alan Greenspan sigue en auge. Su larga sombra se proyecta con profusión en distintos medios de comunicación y en la última entrevista, que se emitirá hoy, admite que «realmente no supe ver a tiempo» los riesgos de los préstamos de alto riesgo.

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El que fuera considerado como «oráculo» durante los 18 años en que dirigió la política monetaria estadounidense al frente de la Fed, y bajo el mandato de cuatro presidentes diferentes, sigue siendo un personaje buscado por los medios de comunicación. Hoy mismo, en una entrevista en la cadena de televisión CBS, reconoce que no se dio cuenta de los efectos de los créditos de alto riesgo. «Si bien yo estaba al tanto de que se aplicaban esas prácticas, no tuve noción de cuán significativas se habían convertido hasta mucho más tarde».

La entrevista forma parte de la promoción de sus memorias ``The Age of Turbulence'', que se ponen mañana a la venta, víspera de una reunión crucial de la Fed, en la que decidirá si, tal y como descuentan los inversores, alivia su política monetaria con una reducción de 25 puntos básicos de los tipos de interés, hasta el 5%.

Lo que está en juego es de suma importancia: en agosto, se destruyeron empleos por primera vez en cuatro cuatro años en la economía estadounidense, y los economistas no dudan ya en hablar de recesión. En esta crisis cada vez se señala más con el dedo a Greenspan, a quien reprochan haber favorecido la creación de la «burbuja inmobiliaria» al mantener los tipos de interés bajos durante mucho tiempo.

Tipos de interés bajos

El antiguo gurú de Wall Street se defiende en los extractos de la entrevista que avanza la cadena CBS. «Se equivocan», responde Greenspan. «Era nuestro trabajo descongelar el sistema bancario americano si queríamos que la economía funcionara. Eso requería de mantener los tipos moderadamente bajos».

Greenspan reconoce la labor de su sucesor, Ben Bernanke, al señalar que hace «un excelente trabajo». Este tipo de declaraciones no son muy habituales en un activo Greenspan, que a sus 81 años enlaza conferencias (facturadas 150.000 dólares cada una, según la prensa), acumula colaboraciones con Pimco, el Deutsche Bank y mediante su empresa Greenspan Associates.

Y no termina de destilar comentarios sobre la economía estadounidense,. Al pronunciar la palabra «recesión» a finales de febrero, contribuyó a hacer sufrir a Wall Street su más fuerte caída desde setiembre de 2001. A principios de mes, comparó la actual situación actual a la que precedió a las crisis bursátiles de 1987 o de 1998, y Wall Street perdió alrededor de un 2%. Ya en 1996, hizo temblar a los agentes al mencionar «la exuberancia irracional de los mercados».

El «New York Times» y el «Washington Post» publicaron ayer un resumen de las memorias, con sus primeras críticas al presidente George W. Bush. «Mi mayor frustración fue la negativa del presidente a vetar proyectos de ley para contener un gasto fuera de control. Los republicanos perdieron el rumbo. -se queja -Comprometieron sus principios para obtener poder. Terminaron con ninguno de los dos. Merecieron perder».

Greenspan acusa a los líderes republicanos que dirigían la maquinaria del Congreso hasta enero de elevar el gasto público siempre que veían una posibilidad de ganar más escaños, sin importar las consecuencias para la economía, dilapidando así el superávit fiscal que legó su antecesor, Bill Clinton.

 

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