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Teresa Toda y Mikel Korta | portavoces de los procesados en el sumario 18/98

« El trabajo en común será el único muro que frene al Estado español»

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Amaia UGARTE | DONOSTIA

Teresa Toda y Mikel Korta aguardan con ilusión el Bat Egin Eguna y confían en que, una vez más, una marea de solidaridad inunde las campas de San Pedro el próximo día 23.

¿Qué sentido cobra el Bat Egin Eguna este año? ¿Cómo se va a caracterizar?

Teresa Toda: El año pasado se estaba celebrando el juicio por el 18/98 y se centró mucho en la situación de los procesados. Este año ese juicio ya ha acabado pero, desgraciadamente, de inmediato pueden celebrarse los que siguen pendientes en esta cadena de agresiones de la Audiencia Nacional y del Gobierno. Ahí están «Egunkaria», Gestoras y Askatasuna, y luego detrás vendrían Udalbiltza y el sumario 35/02 de Batasuna. Para todo esto hay que ir preparándose y uno de los objetivos del Bat Egin Eguna sería sufragar los gastos pendientes del 18/98 y hacer frente a los juicios que vienen.

Por otro lado, pretendemos dar pasos materiales desde la solidaridad hasta lo que pueda ser un trabajo o un esfuerzo en común en favor de los derechos civiles y políticos.

¿Cómo plantean esa solidaridad?

Mikel Korta: Cuando planteamos el lema «Elkartasunetik elkarlanera», se parte de una constatación y es que la única sentencia a la que nosotros damos legitimidad, la de Euskal Herria y la de su gente, es una sentencia que ha dicho claramente que está en contra de estos juicios y a favor de los derechos civiles y políticos. Pero esa sentencia no es suficiente para parar la agresión del Estado español.

Por otro lado, siempre venimos repitiendo que, por encima de las personas y organizaciones imputadas en cada ca- so, lo que se está realmente juzgando y se quiere condenar y negar son los derechos del conjunto de Euskal Herria y de los euskaldunes. La solidari- dad no debería entenderse ya como un ejercicio de apoyo hacia alguien, sino como un ejercicio de autodefensa, tanto personal como colectivo, como pueblo. Por eso planteamos que de esa solidaridad hay que pasar un poco al trabajo en común, y que existe un mínimo común denominador que es la defensa de los derechos civiles y políticos, los derechos de los vascos y de las vascas y los de Euskal Herria.

Porque las declaraciones son muy bonitas, pero si esa mayoría política, sindical e institucional no es capaz de frenar esa agresión, tendremos que dar pasos para conseguir el respeto de esa palabra y ese mínimo común denominador que es la defensa de todos los derechos para todos los ciudadanos de Euskal Herria. Ése va a ser el único muro que pueda frenar la agresión del Estado español.

T.T.: Yo añadiría que no sólo es necesario sino que es posible, y si hay voluntad se puede.

¿Por eso van a ir a Ajuria Enea?

M.K.: Lo que queremos decirle al Gobierno de Juan José Ibarretxe es que estamos dispuestos a ir con él a donde haga falta en la defensa de los derechos civiles y políticos. Lo que no es de recibo es que Ibarretxe y sus consejeros estén constantemente hablando de su apuesta por la defensa de los derechos y lue- go esos mismos consejeros no sean ya sólo siervos de Madrid, sino que en ocasiones, como el domingo pasado, se conviertan en protagonistas activos en la vulneración de esos derechos que dicen defender.

La otra pregunta es, si efectivamente creen que estos juicios, la Audiencia Nacional, la legislación antiterrorista, etc. atacan a la esencia de la democracia, ¿cómo pueden pactar con los responsables directos de esa agresión? Ésa es la pregunta que deberían responder. Porque cuando se habla de determinados tipos de violencia lo tienen muy claro. Ése es el escollo que hay que superar.

El año pasado Bat Egin Eguna se celebró en pleno juicio mientras que ahora están pendientes de la sentencia. ¿Cómo se vive este impasse?

T.T.: Es una prolongación de la incertidumbre en la que estamos metidos desde que cerraron empresas, «Egin», se intervino contra Xaki, Zumalabe... Procuras continuar tu vida diaria porque es nuestro derecho y, sin embargo, eso también nos lo coarta la Audiencia Nacional.

M.K.: A nivel colectivo y como imputados, desde el primer momento no hemos querido ser sujetos pasivos de esta agresión y estamos intentado seguir aportando en la defensa de los derechos civiles y políticos.

¿Qué esperan de la Audiencia Nacional?

M.K.: La Audiencia Nacional va a condenar. Me alegro de que me hagas esa pregunta, porque creo que hay que aprender del pasado y de los errores, y en el caso de Jarrai, Haika y Segi pasó algo que creo que no se puede volver a repetir, y es que en el momento en que la Audiencia Nacional emitió la sentencia, como no supuso el encarcelamiento inmediato de los imputados, todos, de alguna manera, respiramos, pero no supimos valorar la gravedad del fallo. Porque éste lo que hacía era reafirmar los principios en los que está basada toda esta dinámica de macrosumarios: seguía declarando ilegales a estas organizaciones, colaboradoras o pertenecientes a ETA... Sin embargo, la respuesta social no fue la que exigía ese fallo. Lo que esperamos es otra sentencia condenatoria y lo que queremos conseguir es que tenga una respuesta que, si no es suficiente para acabar con esta dinámica de macrosumarios, sí sirva para dar un salto cualitativo en ese camino.

T.T.: Yo lo resumo en una frase: cualquier cosa menos justicia. De la Audiencia Nacional justicia no puede haber jamás.

En su momento alertaron de que la decisión del Supremo sobre el «caso Jarrai-Haika-Segi» marcaría un precedente de cara a otros procesos.

T.T.: Ya lo ha marcado, de hecho, puesto que cuando el fiscal hizo su calificación final, pese a que en un momento pareció que rebajaba sus peticiones y limó algunos años, era una especie de trampa, porque lo hizo en función de lo que le había marcado el Supremo en el «caso Jarrai-Haika-Segi», que le fijaba el máximo de penas que podía pedir. No podía solicitar las barbaridades que estaba pidiendo, pero pedía otras barbaridades que marcaba el tribunal.

En cualquier caso y sea cual sea el fallo, no supondrá el cierre de los procesos judiciales abiertos. ¿Qué importancia va a tener? ¿Qué está en juego?

M.K.: La cuestión no es que sean más o menos años, la cuestión es si los derechos civiles y políticos de los vascos y vascas y los derechos de Euskal Herria son respetados o no. En la medida en que la sentencia siga criminalizando y condenando esos derechos, todo el mundo que defienda que Euskal Herria es un país y tiene derecho a decidir está en peligro. La única posibilidad de cambio sería que estos sumarios se cierren definitivamente. Eso sí que podría ser interpretado como un paso hacia el comienzo del respeto definitivo a los derechos que nos corresponden, pero cualquier tipo de sentencia condenatoria lo que hace es reafirmar la opción que sigue manteniendo el Gobierno español, que es la represión frente a las reivindicaciones de Euskal Herria.

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