«La incineración de basuras es una medida cortoplacista»
Argentina, ella es una de las coordinadoras de información de la Alianza Global para Alternativas a la Incineración, movimiento más conocido como GAIA, y estos días visita Euskal Herria para participar en la tercera reunión internacional de este organismo, que se está celebrando en Hondarribia.
Joseba VIVANCO | DONOSTIA
Desde su creación, la Alianza Global para Alternativas a la Incineración (GAIA, por sus siglas en inglés) ha crecido y está integrada en la actualidad por más de medio millar de agrupaciones, redes y personas de 81 estados. Desde el día 15 hasta mañana, Hondarribia acoge la reu- nión anual de esta organización.
¿Cómo se origina este movimiento internacional?
La fundación de GAIA se realizó en diciembre de 2000 en Sudáfrica, con la participación de 80 personas de 23 países. Los fundadores compartieron la visión de que el avance de la incineración de residuos era una amenaza para la salud pública y un serio obstáculo a la justicia am- biental, el desarrollo sustentable y la prevención de la generación de residuos.
Es decir, como en tantas otras luchas, actuar en local, pero pensar en global.
Hay que tener en cuenta que la industria incineradora y del manejo de residuos es la misma en distintas partes del mundo, utiliza las mismas estrategias para vender su tecnología sucia, y de ahí que se viera la necesidad de crear un espacio donde luchar contra esta práctica y los demás métodos de final de tubería de forma conjunta. Por eso es que se formó esta red internacional para detener la incineración de residuos y promover alternativas más seguras y sustentables.
Esta vez, la cita es en Euskal Herria. ¿Una ocasión para respaldar la lucha de los compañeros vascos contra la incineración?
En primer lugar, es verdad, para apoyar la lucha que la ciudadanía está llevando a cabo contra la instalación de las incineradoras de residuos en Gipuzkoa y a favor de planes alternativos, y para dar cuenta a las autoridades vascas de que el modelo de incineración de residuos es un fracaso a nivel mundial, que trae problemas en la salud, destrucción de recursos y oposición ciudadana en todo el globo. Pero, además, realizamos la reunión en Europa porque vemos con mucha preocupación el avance de la industria incineradora en la revisión de la Directiva Marco sobre Residuos y la posible revisión de la Directiva sobre Incineración de Residuos de la Unión Europea. Las organizaciones de Europa se han manifestado en contra de la clasificación de las incineradoras como sistemas de recuperación en lugar de eliminación, y GAIA pretende dar apoyo a ese reclamo, también.
Estamos ante un debate del que cada vez escuchamos más, pero del que seguramente son los directamente afectados quienes tienen los argumentos más claros. Explíqueme, ¿por qué no a la incineración como sistema de eliminación de basuras?
La incineración no elimina la basura, y genera más problemas que los que viene a resolver. Emite centenares de sustancias tóxicas al ambiente, desde metales pesados como mercurio, cadmio, plomo y cromo, a hidrocarburos aromáticos policíclicos, compuestos orgánicos volátiles, distintos gases de efecto invernadero... De hecho, en el mismo proceso de incineración se forman nuevas sustancias tóxicas, como son las dioxinas, furanos, hexaclorobenceno y bifenilos policlorados, que forman parte de un grupo de sustancias llamado Compuestos Orgánicos Persistentes, que están bajo el objetivo de eliminación por parte del Convenio de Estocolmo. Estos contaminantes provocan una serie de problemas en la salud, desde disrupción endócrina, problemas en los pulmones, alteraciones en el sistema inmunológico y en el sistema nervioso central, cáncer, diabetes, cloracné... y hay decenas de estudios científicos que asocian la exposición a los contaminantes de los incineradores con problemas en la salud de las poblaciones que viven cerca de estas plantas o en los operarios de las mismas.
¿Y todo eso lo genera la incineración?
Estos contaminantes se emiten no sólo por las emisiones de la chimenea y emisiones fugitivas a causa de las numerosas fallas en los hornos, sino también a través de las cenizas volantes, filtros y cenizas de fondo, y líquidos de lavado de gases. Esto supone que una incineradora necesita, además, un vertedero donde depositar las cenizas. Más allá de esto, y de ser un importante contribuyente al cambio climático, de ser la tecnología de tratamiento de residuos más costosa, de que cuenta con una amplia oposición pública, que necesita sistemas de monitoreo muy costosos y complejos, y aún en el supuesto de que la incineración pueda ser segura, nunca podrá ser sensata. Como ya ha dicho Paul Connett, un activista anti-incineración de larga trayectoria, simplemente no tiene sentido gastar una fortuna destruyendo recursos que deberíamos compartir con el futuro. Se calcula que se puede ahorrar de tres a cinco veces más energía reciclando que incinerando.
Sabiendo esto, ¿cómo entonces las administraciones apuestan por esta alternativa?
La industria incineradora promociona su tecnología como una solución «mágica» para «hacer desaparecer» la basura. Esta concepción, desde luego, resulta tentadora para las administraciones, que ven a la basura como algo que hay que sacarse de encima y muchas veces optan por tomar medidas cortoplacistas y subestiman el grado de conciencia y apoyo de la ciudadanía a planes que muestren beneficios claros para la comunidad y el medio ambiente.
Perdóneme la insistencia, pero las administraciones, lo mismo que ustedes defienden otros ejemplos alternativos menos contaminantes, también hacen lo mismo y trasladan, por ejemplo, a los ciudadanos a ver plantas que, según defienden, comparten su funcionamiento en armonía con el medio urbano o rural.
Habría que ver en detalle qué van a visitar y qué información buscan cuando van a las visitas, si hablan con las poblaciones cercanas, si están todos los datos disponibles, y qué criterios se usan para afirmar que una planta está en armonía con el medio. Por eso es primordial que la ciudadanía tenga acceso a toda, e insisto, toda la información relacionada con su bienestar y el medio ambiente, y pueda participar de la toma de decisiones que conciernen a su salud, su bienestar y la de sus hijos y nietos. El acceso a la información suele disfrazarse como una muestra de lo que se quiere que la gente vea, que poco tiene que ver con la realidad. En el caso de Gipuzkoa se ve claramente que por un lado están los ciudadanos dando un no rotundo a la instalación de las incineradoras, y por otro lado el Gobierno haciendo oídos sordos a esa manifestación que es tan evidente. No se trata de empecinarse en convencer a la ciudadanía de que acepte que la idea de instalar una tecnología que es inherentemente riesgosa, emite centenares de sustancias nocivas para la salud y está diseñada para destruir recursos es una idea sensata y opera en armonía con el medio. De lo que se trata es de escuchar lo que la gente está diciendo, y la gente está diciendo no a las incineradoras de una manera muy clara.
¿Qué alternativas propone GAIA frente a la incineración?
Las alternativas dependen del tipo de residuos de que se trate. Desde GAIA promovemos alternativas basadas en la Producción Limpia, planes de Basura Cero, que busquen llegar a una cero disposición final de residuos sin aplicar la incineración, implantando una economía de ciclos cerrados, donde todo lo que se deseche pueda ser reincorporado a la naturaleza o a la economía de forma segura.
Pero ese lema de Basura Cero, ¿no se antoja una utopía en una sociedad tan consumista como la nuestra?
Más que un lema, Basura Cero es un objetivo en materia de manejo de residuos, producción y uso de materiales. Basura Cero es una necesidad en una sociedad tan consumista como la nuestra, y está probando generar muchos beneficios y reducir muchos riesgos una vez que se entra en el camino hacia esa dirección. En realidad, la falacia es creer que podemos consumir y destruir recursos infinitamente en un planeta finito.
De acuerdo. Póngame ejemplos de esta alternativa que ustedes proponen y de las cuales escuchamos sus experiencias estos días en Hondarribia.
Actualmente hay más de cien administraciones que han adoptado el objetivo Basura Cero. Hay ejemplos como los de Nueva Zelanda, que adoptó a Basura Cero como objetivo nacional para el año 2020, y donde a la fecha de hoy el 70% de sus municipios se encuentran aplicando estos planes, algunos de los cuales ya han reducido el enterramiento de residuos en un 70 y hasta 90% sin utilizar la incineración. Canberra, la capital australiana, fue el primer gobierno en adoptar el objetivo Basura Cero para el año 2010 y hasta la fecha ha reducido el enterramiento de residuos en un 70% con una serie de programas que generaron unos 350 nuevos puestos de trabajo.
En Estados Unidos, el estado de California está a la vanguardia en la aplicación de planes de Basura Cero. La ciudad de San Francisco, por ejemplo, adoptó el objetivo Basura Cero para 2010. La ciudad maneja un programa de compostaje modelo, que incluye recortes de poda y también restos de comida que recolectan de restaurantes, bares y hoteles. La planta de compostaje donde se trata esta materia orgánica produce compost certificado como orgánico, que se vende a los viñedos locales. Hoy, San Francisco ya ha logrado reducir el enterramiento en un 69% sin utilizar la incineración. Hay otras experiencias, por ejemplo en Halifax, Nueva Escocia, Canadá... La ciudad de Buenos Aires aprobó hace dos años una ley de Basura Cero. También han adoptado planes municipios en Filipinas, India, Japón, Gran Bretaña...
En cualquier caso, ¿de quién depende más lograr ese objetivo de reducción de la basura, de las administraciones o de los ciudadanos?
Depende de ambos. Es necesario que la gente colabore reduciendo la generación de basura y separando los materiales, pero si no está la voluntad política de adoptar medidas más sensatas y sustentables, y si encima la administración se empecina en ir en dirección contraria a lo que reclama la ciudadanía, se hacer más difícil que un plan de Basura Cero tenga éxito.
Porque el ciudadano cumple ya con su compromiso de reciclar el papel, el plástico, el vidrio... ¿Puede o debe hacer más?
Puede hacer más. Por ejemplo, puede optar por el uso de envases reutilizables, tener una compostera en su casa y tratar allí la materia orgánica que genere, exigir a las empresas que dejen de fabricar artículos con tóxicos o se hagan cargo de ellos cuando entran en desuso, o, directamente, pueden partici- par de las iniciativas de las plataformas ciudadanas y ONGs que están trabajando por un plan de Basura Cero, sin ir más lejos, en Gipuzkoa.
«Queremos con este encuentro internacional en Hondarribia que las autoridades vascas se den cuenta de que este modelo es una fracaso a nivel mundial»
«El objetivo planteado de Basura Cero no es una utopía. La falacia es creer que podemos consumir y destruir infinitamente en un planeta finito»
«El ciudadano puede hacer más cosas que reciclar y una de ellas es participar en las iniciativas ciudadanas como las de la anti-incineración»
¿Quiénes visitan estos días Hondarribia y qué se ha planteado?
El programa está siendo muy variado, e incluye desde presentaciones sobre los principales impactos de la incineración de residuos a cargo de Paul Connett, profesor emérito en Química de la Universidad de St. Lawrence, Nueva York, en Estados Unidos, y ferviente activista anti-incineración desde hace décadas, y al doctor Peter Orris, miembro activo de la campaña internacional Salud Sin Daño y especialista en el tema. También están las presentaciones sobre «incineradores disfrazados», como las tecnologías de arco de plasma, pirólisis y gasificación, aquellas referentes a los impactos de la quema de residuos en hornos de cemento y experiencias en Sudáfrica y Corea del Sur, una revisión de los planes de Basura Cero a nivel mundial, presentaciones sobre el Convenio de Estocolmo sobre Compuestos Orgánicos Persistentes, sobre la relación entre basura y cambio climático a cargo del doctor Alan Watson, entre muchas otras.
¿Qué objetivos se ha marcado GAIA en este encuentro?
Los objetivos son múltiples. Desde compartir información entre lo que está sucediendo en materia de manejo de residuos, incineración y tóxicos en el mundo, hasta trabajar sobre estrategias regionales y mundiales para combatir el avance de la incineración de residuos y promover alternativas de Basura Cero y Producción Limpia.
Uno de los objetivos planteados para este encuentro es reforzar los lazos y trabajos entre los grupos anti-incineración europeos. ¿Por qué?
A nivel de la Unión Europea se está dando un avance de la industria incineradora, que está haciendo un fuerte lobby en la revisión de la Directiva Marco sobre Residuos, intentando clasificar su tecnología sucia como un método de recuperación, equiparándola con el reciclaje. Si bien las organizaciones europeas han mostrado una fuerte oposición a esta clasificación, el debate sigue abierto y es necesario que los europarlamentarios y el Consejo de la Unión Europea escuchen la voz de los ciudadanos que reclaman una jerarquía de manejo de residuos que priorice la reducción, reutilización y reciclaje reales, y descarte la incineración y co-incineración como métodos de tratamiento de residuos.