Juanjo BASTERRA

La aprobación del reglamento REACH de evaluación, control y autorización del uso de sustancias y productos químicos, que entró en vigor el pasado 1 de junio, alarmó a la industria química europea porque, en general, no está dispuesta a aceptar niveles altos de control de la peligrosidad de determinados productos que, según la legislación, se deberán sustituir.

El texto final del reglamento se suavizó, pero el lobby químico continúa con la presión. La Comisión Europea ha puesto en funcionamiento «un grupo de alto nivel para analizar la competitividad de la industria química europea». Tiene por misión formular una serie de recomendaciones políticas sectoriales antes de la primavera de 2009. Con el reglamento europeo Reach en vigor, la industria debe probar que los productos que fabrica y utiliza no son nocivos para las personas y el medio ambiente.

Entrará en vigor de manera progresiva. Hasta 2018 los 30.000 productos autorizados en Europa no estarán obligados a disponer de todo tipo de detalles en cuanto a composición, prevención de riesgos y control. En una primera etapa, antes de 2010, se tendrán que declarar los productos que superen una producción anual de 1.000 toneladas.

El vicepresidente de la Comsión Europea, Günter Verheugen, encargado de la política industrial, destacó el papel del sector. «Está hoy a la cabeza en el mercado mundial y aporta una contribución considerableal crecimiento y al empleo en Europa. Necesitamos una condiciones adecuadas para que siga funcionando e invierta de una manera duradera», precisó el mandatario. En la tramitación del reglamento REACH, que se extendió en cinco años, la presión de la industrial mundial contra las medidas de control del uso y la fabricación de productos químicos fue enorme y originó un texto suavizado con el que tampoco están de acuerdo las empresas del sector.

Verheugen afirma que la industria mueve un negocio de 436.000 millones de euros al año y la UE representa un 30% de la cuota de ventas de productos químicos. Son 31.000 las empresas químicas y farmaceúíticas que se extienden por los veintisiete estados y emplean a casi dos millones de empresa. «La industria química europea, a excepción de los productos farmaceúticos, ocupa el segundo lugar de los sectores manufactureos en términos de valor añadido. En 2005, las exportaciones de la industria química ascendieron a 110.000 millones y las importaciones a 72.000 millones, es decir generó un excedente comercial de 38.0900 millones».

La Comisión Europea también ha propuesto adecuar los etiquetados al sistema general armonizado internacional. Se espera que el Parlamento Europeo y el Consejo de Europa aprueben la nueva reglamentación antes de final de año para que pueda entrar en vigor el 1 de diciembre de 2010 el nuevo etiquetado de sustancias y el 1 de junio de 2015 el de las mezclas.

La presión que se está produciendo por parte de la industria química tiene su origen en que están aflorando nuevos informes científicos que demuestran el alto riesgo de la producción. Dinamarca, por ejemplo, se opone a una decisión de la UE de no prohibir el uso de un producto que se utiliza en los equipamientos electrónicos como retardador de llama. Los científicos daneses han probado que son nocivos para la salud y tienen sospechas claras de que producen malformaciones y cáncer entre aquellos que están en contacto con el producto. También ha aflorado que los trabajadores agrícolas franceses están mal protegidos contra los pesticidas. El estudio científicos dice que las personas expuestas presentan un riesgo 2,2 veces más elevado que la población en general de desarrollar un tumor cerebral. Otro estudio reconoce que los viticultores reciben en la piel altas dosis de presticidas. El 99% del contagio se produce por vía cutánea.