Yde repente en la pantalla aparece un acontecimiento. Los programas televisivos son más que previsibles, clónicos, las variantes son milimétricas desviaciones que introducen un leve matiz, por eso, cuando aparece en un programa de humor en la hora de grandes audiencias un monologuista en silla de ruedas que tiene parálisis cerebral y lo hace no como un ingrediente morboso sino, como dice el conductor del programa Pablo Motos, «porque lo que él dice solamente lo puede decir él», comprobamos que es la pura verdad, que los chistes, las bromas cáusticas sobre alguien con una deficiencia física o mental solamente tienen credibilidad y escapan del mal gusto y la ofensa si el que las hace es un afectado.

Se llama Toño, Antonio González, y es guionista, un tipo lúcido, con un humor seco y que debutó ante las cámaras con eficacia, mostrando tantos nervios como dominio de los mismos, porque era la primera vez que lo hacía, pero demostrando que la inteligencia abunda cuando se ejercita y se pone al servicio de un programa que simplemente busca un divertimento televisivo que trate a todos los espectadores con el mismo respeto que trata a Toño, o que Toño se trata a sí mismo y a quienes puedan identificarse con su actitud, su problema y su manera de afrontarlo públicamente. La visualización de los discapacitados es una tarea socialmente recomendable, y colocarlos en igualdad de condiciones en la tele, es un hito, más si se tiene en cuanta que a continuación de «El Hormiguero», en Cuatro, daban «La supermodelo», es decir el culto a la idiocia con laca, cremas hidratantes y zapatos de charol.

La cuestión es que un programa que nació en la tarde de los domingos ha dado el salto a convertirse en diario y en horario de máxima audiencia y que en su primera aparición, avalado por Xavier Sardá, ya que se hace en el mismo plató que fue Marte durante más de siete años, parece haber sido bien recibido en cuanto a índices cuantitativos y propone lo que le ha caracterizados siempre, imaginación, chispa, humor y esos dos personajes entrañables, Trancas y Barrancas, dos hormigas amigas. Me apunto. Y que salga más Toño, por favor.