Las fuerzas de seguridad birmanas disolvieron ayer con disparos de botes de humo a varios cientos de monjes budistas que se manifestaban de forma pacífica como parte de su campaña de desafío a la Junta Militar de Birmania.

El hecho ocurrió en la ciudad de Sittwe, en el estado de Arakan y al noroeste del país, cuando a los bonzos se unieron grupos de civiles budistas y también musulmanes para solidarizarse con el boicot declarado al régimen por sectores del monacato, según informó el diario digital «Irrawaddy», con sede en la ciudad tailandesa de Chiang Mai.

Los monjes budistas volvieron a desafiar ayer al Gobierno con manifestaciones pacíficas en varias ciudades del país, también en respuesta a la represión de los cuerpos de seguridad y para exigir a las autoridades militares que pidan disculpas por el maltrato de varios religiosos a manos de soldados.

Unos 1.620 bonzos secundaron en Rangún y otras poblaciones del país el llamamiento de la autoproclamada Alianza de Todos los Monjes Birmanos, que llamó a sus miembros a celebrar una gran manifestación.

Unos 400 religiosos marcharon en Rangún hacia la pagoda de Shwedagon, la más importante de la capital birmana y conocida atracción turística por sus revestimientos de oro. Un millar de monjes de tres monasterio de Pakokku protagonizaron otra manifestación pacífica por toda la ciudad divididos en grupos de cuatro personas y recitando oraciones para cumplir con las disposiciones oficiales contra las concentraciones públicas.

Un centenar de bonzos del monasterio de Sekta Parlagu se manifestó en la ciudad de Kyaunkpadaung (centro), otros 90 en Aunglan y unos 30 en Okkalapa, junto a Rangún, según informaron varios medios.

Contra el alza de los precios

El 19 de agosto comenzaron a celebrarse pequeñas manifestaciones callejeras en toda Myanmar para protestar por el encarecimiento de los productos básicos a causa de la subida de los carburantes y del gas aplicadas por el Gobierno.

Algunos monjes se unieron a esas manifestaciones y fueron víctimas de la dureza de los cuerpos de seguridad para silenciar las protestas.

Las autoridades birmanas han buscado la reconciliación con los monasterios por medio de ofrendas y regalos, como arroz, aceite de cocinar, sal, medicinas y dinero, pero con escaso éxito.

La Alianza de Todos los Monjes Birmanos pidió a los bonzos que dejen de ocuparse del alma de los generales que gobiernan el país si éstos no se disculpaban.