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Igor Astarloa: «Ha sido el peor año de mi vida profesional»

Una infección parasitaria le lastró en la primera parte de una temporada a la que ha puesto fin después de no competir desde el 10 de junio

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Unai IRARAGORRI | BERRIZ

«Ha sido el peor año de mi vida deportiva», confiesa. Igor Astarloa no compite desde el 10 de junio y no lo hará más en 2007. Una toxoplasmosis ha dejado «sin fuerzas» al ermuarra que ha vivido situaciones inéditas para él. Ni siquiera podía terminar las carreras ni incluso entrenamientos de dos horas.

Las últimas analíticas indican que ya ha superado la enfermedad y confía en recuperar su nivel. Feliz en lo personal, en su domicilio de Berriz repasa la que ha sido «el peor año de mi vida como profesional», después de ocho años en activo y el Mundial de 2003 en el bolsillo.

Ha sido para olvidar. En blanco. «Sin tocar la bici 20 días hago más de lo que he hecho este año, iba a las carreras con miedo a no llegar a meta, sólo pensaba que me iba a quedar», asegura.

La culpable de su annus horribilis ha sido la toxoplasmosis, una infección parasitaria, más conocida como la enfermedad del gato. Los síntomas son parecidos a los de la más conocida mononucleosis, fatiga, dolores musculares y malestar. En teoría, se sufre sólo una vez.

«No puedes hacer nada porque no hay ninguna medicación para combatirla, es espontánea, como viene se va», confirma Astarloa. «Es una cuestión de tiempo y paciencia».

Compitió en la Vuelta al País Vasco con normalidad. «Sufría como todos los años», recuerda, para preparar Amstel, Flecha y Lieja. «Pensaba que podía estar delante», recuerda.

«Sin fuerzas»

Pero no fue sino el comienzo de un esfuerzo por querer estar a la altura y no poder. «De tres me retiré en dos, en la Amstel y la Lieja. En la Lieja estaba tan mal que no llegué ni al segundo avituallamiento», resume.

Sin encontrar explicación, disputó la Volta a Catalunya. Sólo compitió dos días y medio. «Me encontraba sin fuerzas, fatal. En una etapa llegué el último y en la tercera me retiré en el kilómetro 50; me quedé solo en el llano. Nunca me había pasado».

El ciclista, contrariado, habló con su director Algeri y los médicos del Milram y se sometió a unos análisis. El resultado fue sorprendente: «salió la toxoplasmosis, algo que no había oído en vida». Astarloa trató de recuperarse en Italia en mayo y junio. El ermuarra ha tenido la presión de que la enfermedad es invisible para los demás y no se puede justificar «como cuando tienes un brazo roto». «No sabes ni qué decir cuando te preguntan», repite.

No levantaba cabeza. Entrenaba dos días sí uno no, tres sí dos no... Además, eran entrenamientos cortos, de dos horas y media como máximo. Por compromiso, estuvo en la salida de la Dauphiné Liberé, pero sólo disputó el prólogo.

Una mañana de julio se conjuró. Quería competir en Hamburgo y Donostia. «Decidí probar, pero apenas podía subir a 10 kilómetros por hora me quedaba seco». Insistió al día siguiente. Sin resultado. Estaba «vacío».

«Un poco agobiado», volvió a casa, y otra vez trató de remontar el vuelo. Se aferraba a su última esperanza: «salir por lo menos en la Vuelta». Los últimos resultados de las analíticas indicaban que ya había pasado la bacteria pero su organismo se mostraba todavía débil. Un rayo de luz. En cualquier caso, el físico no le respondía: «tenía algún día bueno pero no iba ni para atrás. Se desplazó hasta Logroño y tras reunirse con Stanga decidió poner punto y final a la temporada y por lo tanto no disputará el Mundial de Stuttgart, la prueba que le encumbró cuando ganó en 2003 con 27 años.

TOXOPLASMOSIS

Se produce por la ingesta de carne cruda o poco cocida, o verduras, aguas, huevos o leche que contienen el parásito o por la exposición a los excrementos del gato. En teoría, sólo se sufre una vez en la vida.

CLÁSICAS Astarloa pensaba que podía estar delante en las clásicas tras disputar la Vuelta al País Vasco, pero se retiró en la Amstel y la Lieja. En esta última, «estaba tan mal que no llegué ni al segundo avituallamiento», recuerda.

ENTRENAMIENTOS

Primero, trató de volver para disputar las clásicas de Hamburgo y Donostia, en vano, y su último intento se centró en salir en la Vuelta. Sus esfuerzos fueron baldíos. Se encontraba «vacío» y decidió poner punto y final a la temporada.

El equipo le ha dejado la puerta abierta para irse

En 2008 tiene contrato con el Milram, pero nos adelanta que le han abierto la puerta de poder irse. «Están dispuestos a pagar parte del contrato de 2008, a todos salvo a Petacchi, y dejarnos libres, porque su intención es fichar sólo a alemanes. Espero quedarme», zanja.

Estrella mediática por su victoria en el Mundial, la falta de resultados de la temporada ha supuesto su desaparición de las portadas. «Nadie me ha llamado, no para ofrecerme un contrato sino ni para saber qué tal estoy. No te llama ni Dios. Lo asumo porque esto es así», asegura.

Mirando al futuro, es consciente de que volver a tener un año como el 2003 -además del Mundial ganó la Flecha Valona- es complicado. «Siempre hay años buenos y años peores, y siempre hay uno que es increíble; yo creo que el mío fue el 2003. Puede repetirse, pero creo es difícil que todo salga tan bien. Lo único que pido es estar normal y correr, pasar un buen invierno y tener sensaciones buenas, fuerza por lo menos». Eso es lo que quiero, recuperar la normalidad.

Asume que tiene tiempo suficiente para preparar lo mejor posible la próxima temporada, aunque ignora su actual estado de forma. «Salgo a dar una vuelta o me voy a nadar al polideportivo», avanza. «Quiero empezar a hacer cosas de invierno antes y empezar a entrenar antes. Ya veremos», concluye.U.I.

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