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El abogado del diablo

«Battle for Haditha»

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Mikel INSAUSTI

Los que no tengan muy claro lo que está pasando en Irak todavía lo van a tener menos después de ver «Battle for Haditha», que invita a la ceremonia de la confusión. A menudo el sensacionalismo le pierde a un Nick Broomfield que en muchas de sus películas busca con afán la controversia, como ya lo hizo en «¿Quién mató a Kurt Cobain?». En «Battle for Haditha» se deja llevar por el efectismo, a base de utilizar su incisivo estilo documental para una ficción maniquea. Rueda bien las escenas bélicas y utiliza exmarines en lugar de actores, un recurso que imprime una apariencia de verismo a las imágenes, traicionado a la postre por un enfoque tendencioso. Es tan retorcido lo que cuenta que se las arregla para que los peones del genocidio causado por el ejército norteamericano aparezcan como inocentes víctimas de la guerra, cuando la única verdad es que ellos son los invasores. Le da la vuelta a la situación partiendo de la teórica reconstrucción de la matanza de civiles iraquíes que tuvo lugar en la ciudad del título hace un par de años, en una maniobra envolvente destinada a que los mismos pepotentes y altivos soldados yanquis que habían sembrado el pánico entre la población nativa a bordo de sus gigantescos todoterreno «humvees», con los altavoces del equipo de música atronando en medio del desierto, aparezcan como unos corderitos a los que la mala conciencia les quita el sueño en forma de pesadillas sangrientas. Ya está muy sobado el discurso Bush de los inevitables daños colaterales, como para que ahora nos venga un inglés a decir que los jóvenes marines no tienen ninguna culpa y que han sido utilizados por sus superiores.

En resumen, Broomfield pretende presentar a los habitantes de Hadiza como objetivos humanos de un fuego cruzado, en el que el invasor no tendría una mayor responsabilidad que los insurgentes y los mujaidines. Es la primera película en la que veo que a la resistencia se la compara con las fuerzas de ocupación. ¡Qué pronto se han olvidado los del bando aliado del otrora terrible enemigo nazi! Es tal la desproporción de tecnología armamentística entre uno y otro bando que el solo planteamiento se antoja demencial, al igual que la insistencia en hacernos ver que estos chicos del traje de camuflaje, que imitaban gustosos al Robert Duvall de «Apocalypse Now», se limitaban a obedecer ordenes, al parecer consistentes en matar a mujeres, ancianos y niños.

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