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Fados, revoluciones, premios varios y presuntas bellezas

Acertar o no acertar. Asmatu edo ez asmatu. Esa es la cuestión, cada día, en el Zinemaldi. Llega una con hambre de historias -que diría el gran (por tamaño y talento) Paul Auster- y, nada más poner los ojos en la programación, empiezan las dudas.

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Karolina ALMAGIA

¿Una de Irak o una de fados? O lo que es lo mismo: ¿un rato de angustia por lo que sucede al otro lado del mundo, o un dejarse adormilar por la saudade? To be or not to be. Como de todas formas soy especialista en no dar pie con bola en esto de los acertijos, decido tirar por la calle de enmedio y meterme en una alemana de nuevos realizadores, mientras pienso que siempre puedo echarle la culpa a Iratxe Fresneda, que ayer en su columna nos incitaba a arriesgar con las películas. Vale, pues arriesgo. «Die Anruferin» trata de..., no, casi que les ahorro el rollo. Sólo diré que básicamente me sirvió para ver a «la presentadora más joven que ha pasado por el festival», tal y como la describió José Angel Herrera Velarde, el Notario para todo el mundo, alma mater de Zabaltegi. Se trataba de una niñita de seis semanas que subió al escenario en brazos de su madre, la actriz Esther Schweins. Eso sí, la criatura no hizo declaraciones, ni siquiera se inmutó ante la ovación que le regaló el vacilón público del Kubo Txikia.

Pero en el exterior del cine también pasan cosas. Antonio Mercero, que ayer mismo estrenaba «¿Y tú quién eres?» en la cartelera comercial, recibía el premio Mayores de Cine, otorgado por Kutxa y materializado en una escultura de Mikel Cristti. El galardón le viene al pelo, pues su última película trata precisamente del Alzheimer.

estrenando el teatro

Por la tarde, la ciudad recupera el pulso cinematográfico. Los afortunados que consiguieron entrada antes de que se agotaran, atraviesan orgullosos la puerta del Victoria Eugenia, donde, tras la proyección de «Fados», Mariza, Camané y Carlos do Carmo ofrecen un concierto de esos que te trasladan a las calles de Oporto. Para muchos, además, es la primera visita al teatro tras su remodelación, lavado de cara que a algunos ha encantado y a otros no tanto. Por cierto, que La 2 ofreció el otro día un documental sobre el Victoria Eugenia en el que vimos, entre otros, a Juan Echanove recordando que en este teatro vivió uno de los momentos más emocionantes de su vida: fue cuando, tras recoger la Concha de Plata al mejor actor por «Madregilda» (1993), Robert Mitchum, flamante Premio Donostia aquel año, le advirtió: Remenber, you are not the best; you are only the winner.

TVE ha llegado a Donostia con un gran despliegue, encabezado por Cayetana Guillén Cuervo, que todas los días firma un blog televisivo, además de presentar galas. Y yo, cada vez que la veo, me reprimo las ganas de empotrarle una horquilla en ese flequillo que le va a dejar ciega y tan nerviosa me pone. Volviendo a la tele, resulta que ayer estuvieron por aquí el presidente de RTVE, Luis Fernández, y el director de TVE, Javier Pons, y anunciaron, entre otras cosas, que pondrán pasta en las películas en euskara «Zeru horiek», de Aizpea Goenaga, y «Zorion perfektoa», de Patxi Barko. Esta última, sobre el libro «Bihotz bi», de Ramón Saizarbitoria, se pondrá en marcha en 2008, según explicó el productor Angel Amigo.

Pero me he ido por las ramas. Yo quería contar que, a falta de entradas para «Fados», algunos entramos a ver «Calle Santa Fé», película sobre las consecuencias que tuvo aquel otro 11-S, el que acabó por las armas con el régimen del presidente chileno Salvador Allende. «Calle Santa Fé» no sólo es un documental de los que casi te hacen levantar el puño a la salida; es bastante más que eso. Está narrado en primera persona por Carmen Castillo, viuda del dirigente del MIR Miguel Enríquez, y duele, entre otras cosas, porque se enfrenta a la pregunta que en todas las luchas acaban haciéndose los militantes que han sufrido muerte y destrucción familiar: ¿Realmente mereció la pena?

Bueno, para cambiar el chip me acerco al María Cristina, donde la televisión TCM presenta un documental sobre Marlon Brando. A tope, oye. Ni que lo regalaran. Pues sí, lo regalan. En un DVD. Algo era ello. Asegura Rafael Portela que «Brando» es «la biografía definitiva del actor» y que aspira a «contar las cosas que no se han contado» sobre el prota de «El último tango en París». Umm..., interesante. Entre los que presentan el documento está Diego Galán que, nos anuncian, va a realizar un programa semanal en esta cadena de televisión por cable. «Presentará todos los domingos una película que será muy buena, pero desconocida». Vamos, igualito que «La noche de...». Salgo del María Cristina, no sin antes comprobar que no se nota na de na que haya dimitido (o sido cesado, según otros) el director del hotel hace unos días. Y ya que hablamos de cesar directores, uno que sabe mucho de eso es Cesar Antonio Molina, a la sazón ministro de Cultura, quien ayer acudió a la proyección nocturna de «Mataharis», por aquello de apoyar al cine español.

Sin dirección, decía, pero igual de glaumouroso (aajj, no quería yo poner esa palabra que tanto repelús me da) está el hotel, en cuyo pasillo veo a Viggo Mortensen y me digo que, a pesar de esa horrible perilla, es bastante más interesante que Richard Gere. Y, sin embargo, poco después leo un teletipo según el cual el actor de «Pretty woman» es «el galán más actractivo de las dos últimas décadas», por encima de Sean Connery, Roberd Redford, Harrison Ford y Mel Gibson, por este orden. Sobre gustos no hay nada escrito pero, vamos, que no me comparen a mí al budista éste con Paul Newman o George Clooney, por decir los dos primeros que me vienen a la cabeza. De todas formas, hoy llega al María Cristina a eso de las 11.30. Comprobaremos in situ esa pretendida belleza. O, al menos, nos reiremos con el show.

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