Maite SOROA
Realidad versus análisis
Acercar la realidad al propio análisis es truco de veteranos. El producto tiene venta si está debidamente envuelto, pero al romper el envoltorio la verdad queda desnuda. Algo de esto le pasa a Isabel San Sebastián, que ayer, en «El Mundo», nos deleitaba con otra de sus perlas: «la bomba de Zarauz es un paso más, perfectamente medido y coordinado con la publicación en Gara del último informe sobre la negociación secreta entre el Gobierno y los terroristas, que a su vez se vincula a la estrategia de provocación desatada por ANV/ETA en las calles del País Vasco». La majadería es de aúpa, propia de la firmante.
Y es que, como interesa para sus análisis, San Sebastián omite los datos de la realidad: «La banda ha optado deliberadamente por esta presencia constante aunque incruenta (de momento) en las páginas de los periódicos, porque sabe que ZP es su mejor baza y su única oportunidad para sacar partido a esa trayectoria de terror que ha sembrado España de cadáveres». ¿Y por qué lo dice? Leamos más: «De todo lo sucedido en torno a este inmundo cambalache entre representantes de un Estado de Derecho y asesinos a sueldo de una cuadrilla mafiosa, lo peor, lo más grave, lo auténticamente imperdonable es que ETA ha recuperado la esperanza que había abandonado a raíz de la firma del Pacto por las Libertades y contra el Terrorismo. Ha vuelto a ver luz al final del túnel. El mero hecho de que se celebraran los primeros encuentros entre batasunos y socialistas, cuando se suponía que las fuerzas democráticas habían tendido un cordón sanitario para aislar a los violentos, ya dio que pensar a los cabecillas de la organización criminal. Lo que vino después debió parecerles increíble: Su `enemigo por antonomasia', el máximo `poder opresor' (o sea, el Ejecutivo español), reconocía de hecho la existencia de un conflicto político y aceptaba entablar un proceso negociador con mediación internacional, a la manera de los irlandeses y palestinos que tanto envidiaban ellos. Su `enemigo' por antonomasia, la Policía española, les chivaba los detalles de una operación abierta contra la red de cobro de esa extorsión que les mantiene vivos, frustrando así la detención de varios delincuentes importantes. Su `enemigo' por antonomasia, el presidente español, se prestaba a seguir hablando después de un atentado salvaje con dos víctimas mortales, amén de cientos de actos de intimidación, y sólo interrumpía las conversaciones en vísperas de las municipales, con el fin de evitar un descalabro». No se ha enterado de que se acabó el proceso. O no sabe leer o no quiere enterarse. Por eso concluye con una pregunta y su propia respuesta: «¿Qué pensaría usted, estimado lector, si fuera un dirigente etarra y comparara la actuación de ZP con la de Rajoy? ¿A cuál de los dos preferiría en La Moncloa? Los estrategas de la banda son crueles e implacables, pero no son necios. No pueden mostrar debilidad ante sus bases, pero tampoco excederse y provocar la derrota del mejor `enemigo' que jamás han disfrutado. Apretarán exactamente lo preciso para no ahogarle y volverán al cafelito con pastas en cuanto gane las elecciones». Se admiten apuestas.