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Itxako apela al factor suerte para avanzar lo más posible en la copa EHF que abre ante el Gil Eanes

Andrea Barnó opina que jugar en competición europea te da otra perspectiva del balonmano y su entrenador, Ambros Martín, que como antoniano ganó la Champions y la Recopa, sabe de las complicaciones de la Copa EHF que su equipo empieza a acostumbrarse a frecuentar.

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Miren SAENZ

Itxako emprende mañana (Lizarrerria, 19.00) su quinta temporada continental, la cuarta en la Copa EHF, sin tiempo para prepararla y como dice Ambros Martín, «ni siquiera para pensar en ella, porque ayer -por el miércoles- tuvimos partido de Liga» y lograron su cuarta victoria en la ABF aunque tienen también una derrota. Así que para el Itxako vuelve desde ahora la dinámica de jugar miércoles y sábados.

Su primer rival será el Gil Eanes Lagos, un equipo del que no tienen demasiadas referencias aunque si las que han aportado Alejandra Medeiros y Silvia Araujo, las jugadoras brasileñas que permanecieron seis meses en el cuadro luso hace dos años.

«Por lo que cuentan es un equipo acostumbrado a jugar en Europa», dice el entrenador navarro, pero también admite que la Liga lusa no tiene un nivel demasiado alto en comparación con el que se gastan en «los países nórdicos, Rusia o Rumanía».

Martín cree que el sistema de doble eliminatoria, con el segundo partido fuera de casa, y el tema arbitral complican el pase. Por eso insiste en que «el objetivo para mañana no sólo es ganar sino sacar la mayor diferencia de goles para poder ir a Portugal con relativa tranquilidad».

El Itxako comenzó su andadura en Europa hace cuatro años en la Copa EHF. En la temporada 2003-2004 cayó en octavos ante el Gyor húngaro. Un año después se despidió en la misma fase ante el Michalovce eslovaco. En la 2005-2006 jugó su primera y hasta ahora única Recopa y alcanzó los cuartos de final ante el Lavik noruego. El pasado año volvió a la EHF en donde volvió a caer en octavos frente al Brasov rumano.

La experiencia del jugador

Ambros Martín, que como jugador antoniano llegó a ganar la Liga de Campeones y la Recopa, sigue pensando que los viajes son pesados e Iruñea obliga a «escalas intermedias en Madrid, Barcelona o Biarritz».

También reconoce que mientras «en el Portland te encontrabas con los equipos fuertes al final, con el Itxako pueden llegar desde el principio porque la Liga española femenina, al contrario que la masculina, no es de las más poderosas de Europa y eso hace que desde el primer momento sea difícil. Quitando esta primera ronda en la que hemos tenido suerte, puede pasar cualquier cosa. Con el Portland nosotros éramos el referente y eso hace que te traten muy bien. Hasta semifinales no te encontrabas equipos de un nivel similar al nuestro, pero en cambio ahora es a las primeras de cambio».

Así que el objetivo de llegar lo más lejos posible pasa también por salir bien parado en los sorteos. Este fin de semana, además, la Champions femenina decide quien se queda fuera de la máxima competición y los eliminados serán repescados directamente en la Copa EHF. «Con lo cual el nivel será más alto y el factor suerte va a ser muy importante para determinar la continuidad de nuestro equipo en esta competición». Para Martín, el conjunto navarro «va a más, mantenemos el bloque del año pasado reforzado con cuatro jugadoras de calidad y eso se nota en todos los aspectos. Todavía llevamos poco tiempo entrenando juntos, casi dos meses, y a medida que pasa el tiempo eso se nota a nuestro favor. Es importante que desde el principio estemos entonados, pero luego iremos mejorando», afirma.

Y es que para Martín se trata de «hacer nuestro trabajo sin fijarnos en nadie. Si luego nos ganan porque el rival es mejor, pues bueno. Lo que nosotros no tenemos que hacer es fallar. Hay jugadoras con muchas ganas de llegar lo más lejos posible en todas las competiciones», recalca.

Una de ellas es Andrea Barnó, que ingresó en el Itxako a los 9 años y ha pasado por todas las categorías desde que empezó como alevín. A sus 27, su anecdotario está al día. «Nos han pasado unas cuantas cosas. Desde pasar la noche en Rusia, estancadas por la nieve a no sé cuantos grados bajo cero en un sitio al que no sé si se le puede llamar hotel compaginando dos partidos en seis días desde allí hasta Almería, a la expectación que el pasado año vivimos en Rumanía con todo el pabellón lleno y la hinchada a tope para ver balonmano de chicas», recuerda.

Así que la lizartarra es de las que piensan que jugar en Europa te da otra perspectiva, «es muy especial. Por eso no me quiero quejar, porque yo que he vivido los tiempos en los que casi no teníamos pista para entrenar y te lo tenías que pagar tu todo, viajes y equipajes. Si lo comparas con las condiciones del balonmano masculino no tiene nada que ver, pero en fútbol o el baloncesto femenino es parecido», concluye.

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