No inventó nada, o sí. Pero Lou es uno de los músicos más relevantes que ha generado la historia moderna de la música. Los hechos que han pasado a las crónicas inmediatas arrancan con Lou Reed situado al frente de la Velvet Underground, formación que reescribió la sonoridad del rock. No obstante, quizá llame la atención que un rockero de chupa negra -hoy ya no- cuente con inquietudes literarias y plásticas. Quizá se piense que fue de una madrugada al día, pero el entusiasmo de este hombre por las letras viene de lejos. Nació Lou Reed el 2 de marzo de 1942, llamándose Lewis Allen Reed, muy fonético. De juvenil, 1958, grabó dos discos con The Jades, nada que apuntara a un destino u otro. Reed asistió a la universidad de Syracuse, donde conoció al poeta Delmore Schartz, quien le animó a convertirse en escritor. A mediados de los sesenta el músico se aficionó al free jazz, época en la que ya señalaba que sus objetivos eran «traer la sensibilidad de la novela al rock». En 1973 se publicó «Berlin», álbum conceptual que enlaza con el inquieto joven de finales de los cincuenta. «Berlín era para mí una metáfora de celos, ira y enmudecimiento», dijo. El disco fue un fracaso, nadie entendió las canciones sobre prostitución, adicción a las drogas, soledad, suicidio... sobre todo después de haber escuchado «Transformer», uno de sus trabajos más brillantes. Hoy, Lou camina como un ciudadano más, con la misma ropa que usted, pero siempre con una canción en la cabeza.