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Gloria Rekarte Ex presa política

Carta (casi) abierta al señor Ibarretxe

Los límites de la particular concepción española de democracia no dan como para expresiones de voluntad popular, ni siquiera cuando la posibilidad de expresarla ha quedado reducida a una parte de los vascos

Vaya, Sr. Ibarretxe, aquel memorable «en dos palabras: im-prezionante» del torero parecía difícilmente superable hasta que De la Vega se encendió con usted: «Para el lehendakari, sólo tres palabras: Constitución, Constitución y Constitución». Treinta y seis páginas de discurso, ciclo histórico, plan de paz; víctimas, desarrollo sostenible, innovación, progreso social; hoja de ruta, fechas y la culpa es de ETA que la vicepresidenta primera le ha liquidado con tan solo «tres» palabras. Demoledor.

Usted, con sólo una, ha desatado todos los demonios: consulta. Normal: los límites de la particular concepción española de democracia no dan como para expresiones de voluntad popular, ni siquiera cuando la posibilidad de expresarla ha quedado reducida a una parte de los vascos, sin que el resto de los interesados sepamos qué haremos, caso de que usted decida arrostrar todos los peligros y llevar adelante su propuesta el 25 de octubre de 2008. ¿Ir a buscar setas aprovechando que habrá más sitio?

Demonios y demonizadores desatados han arrinconado gran parte de su discurso de tal modo que de las 36 páginas podía haberse ahorrado usted unas 30. No está bien porque todo instruye y cultiva. ¿Cómo hacer caso omiso de las que usted denomina «las seis estrategias fracasadas que nos quieren arrastrar al pasado»? A saber: 1. La utilización de la violencia por parte de ETA. 2. Negar la existencia de un conflicto político. 3. Utilización de las víctimas con fines estrictamente partidistas. 4. Confundir paz y normalización política. 5. Exclusión política de una parte de la sociedad vasca mediante la Ley de Partidos. 6. La unilateralidad en la defensa de los derechos humanos.

Me permitirá que en primer lugar le pregunte para qué lado mira usted cuando en la utilización de la violencia no se mencionan ni la tortura ni la dispersión. Supongo que me remitirá directamente al punto 6: «No se pueden reclamar los derechos de las personas detenidas pero callar ante los atentados de ETA, pero tampoco sirve condenar el terrorismo de ETA y mirar para otro lado ante la tortura y la dispersión». Poco le redime porque mientras en su discurso puede hacer un relato pormenorizado de los actos de reconocimiento a las víctimas que su Gobierno ha propiciado, no hay nada que pueda decir que ha aportado al fin de la dispersión, ni a terminar con la lacra de la tortura. Ni acto ni activo alguno que su Gobierno haya puesto encima de la mesa para superar esa estrategia... ¿fracasada? En su propia unilateralidad, tan meridianamente demostrada, se puede ver que no ha fracasado en absoluto.

¿Hacia dónde miraba, lehendakari, cuando la semana pasada representantes de Etxerat trataron -inútilmente, por supuesto- de reunirse con usted para darle a conocer la situación extrema de las cárceles? ¿Hacia dónde miraba cuando sus ertzainas les cortaron el paso? ¿O le pillaron en mal momento porque estaba ocupado en redactar el punto 6 de estrategias fracasadas?

Eso no nos arrastra hacia el pasado, Sr Ibarretxe, ése es nuestro presente.

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