La primera cita secreta entre Michael Caine y Demi Moore, como futuros socios en el robo a la empresa de diamantes de la que son empleados, tiene lugar en el patio de butacas de una sala de cine. La película que allí se proyecta es «Objetivo: Banco de Inglaterra», dirigida en el año 1960 por Basil Dearden. Coincide con la época en que transcurre la acción de «Flawless», además de que viene muy a cuento, porque en aquella comedia negra Jack Hawkins hacía de un amargado militar, el cual albergaba un resentimiento para con el ejército, que le llevaba a organizar una banda de atracadores. Es justo el punto de partida de este nuevo thriller de Michael Radford, donde dos personas que se sienten menospreciadas y apartadas en su trabajo deciden unir sus fuerzas para vengarse del sistema. En realidad, no es el dinero lo que les mueve a delinquir, sino un ajuste de cuentas personal con sus jefes de London Diamond. De ahí que, una vez sustraídas las piedras preciosas, no importe mucho dónde vayan a parar. Con su desaparición se pretende desestabilizar el imperio económico sustentado en el valor especulativo de esas joyas, utilizadas como moneda de cambio en medio de la Guerra Fría y del comienzo del apartheid en Sudáfrica, principal país proveedor de diamantes.

Junto a su distinguido toque british, «Flawless» se aparta con elegancia e inteligencia de la dinámica de acción y humor que caracteriza al grueso de la producción de películas sobre grandes atracos. Desdeña el planteamiento banal de series multiestelares de Hollywood como «Ocean's Eleven», a pesar de la presencia protagónica de Demi Moore, quien forma una pareja muy bien contrastada con el veterano Michael Caine. Mientras el personaje del limpiador al borde de la jubilación interpretado por el actor inglés entronca con la problemática de la posguerra, el de la ejecutiva a la que da vida la intérprete norteamericana representa la lucha solitaria de las primeras feministas frente a la discriminación profesional, cuando el acceso a los puestos de mando estaba todavía vetado para las mujeres. El suspense en que ambos se ven involucrados provoca la tensión del enfrentamiento de David contra Goliat, en un desafío apasionante librado con la astucia necesaria para sabotear un poder inamovible.