GARA > Idatzia > Zinema

Un buen final para el 55º Festival Internacional de Cine de Donostia

Iratxe FRESNEDA

Periodista y profesora de Comunicación Audiovisual

T odo lo bueno se acaba, y el Zinemaldia ha tenido en su 55 edición mucho de bueno. Por un lado, hay que destacar lo acertado de los premios Donostia de este año, que han sabido combinar la popularidad de Richard Gere con el reconocido prestigio de una de las musas de Bergman, Liv Ullman.

Por otro lado, las retrospectivas, aunque arriesgadas, como la dedicada a Philippe Garrel, nos han acercado cinematografías al margen pero que merecen, sin duda, ser conocidas por un público cinéfilo.

La Sección Oficial, para los que la han seguido al detalle, ha sido un gran acierto y qué os voy a decir de Zabaltegi y de los especiales -«Help!», «Berlín», «Un funeral de muerte»...-.

Me gustaría destacar dos de las películas que han sido reconocidas por el público y por el jurado de la juventud. La primera, «Caramel», de la directora y actriz libanesa Nadine Labaki, ha sido la gran triunfadora. Con una cinta que cuenta una historia de mujeres ambientada en Beirut, Nadine Labaki consigue dibujar un singular y soñado universo femenino en un país donde la vida fluye al margen de los conflictos políticos que asolan a sus habitantes.

Por otro lado, la película «La escafandra y la mariposa» ha sido la gran revelación del Festival de Cine donostiarra. A través de una preciosa película experimental, Julian Schnabel, sin añadir grandes dosis de dramatismo, nos habla de lo efímero de la existencia. Protagonizada por un Mathieu Almaric brillante, la tragedia humana que retrata «el amigo americano» encuentra esperanza y luz en las sombras de la vida. Ambas imprescindibles.

¡Larga vida al Zinemaldia!

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo