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Lizartza replica a Otaola que su plan de «españolizar» el pueblo será baldío

Cientos de personas secundaron la manifestación convocada en Lizartza para exigir el respeto a la palabra de los convecinos y evidenciar así, una vez más, la ilegitimidad de la gobernante impuesta en la localidad: Regina Otaola. La Ertzaintza volvió a acatar el mandato de Madrid, pero la marcha no se truncó. Acusaron a la edil del PP de querer «españolizar» Lizartza con constantes medidas antidemocráticas e impositivas, pero le advirtieron que no lo logrará.

Gari MUJIKA |

Una semana después de que la Ertzaintza cumpliera el mandato de Madrid de vetar una manifestación de la izquierda abertzale y fuera más allá al cargar contra decenas de lizartzarras, cientos de personas volvieron ayer a reivindicar el respeto a la palabra de los convecinos en una manifestación que recorrió las calles de la localidad. En esta ocasión, la Audiencia Nacional consintió la marcha, aunque ordenó a la Policía autonómica su vigilancia. Lakua, de nuevo, acató el encargo.

Cuando faltaban cinco escasos minutos para iniciar la manifestación, hicieron su aparición cuatro furgonetas de la Ertzaintza. Ante ellos, cientos de personas e ikurriñas por doquier: en las manos, en los balcones y una de mayores dimensiones en el balcón del Consistorio en el que la alcaldesa ilegítima del PP, Regina Otaola, impuso la rojigualda hace escasas semanas.

Un vecino tomó la palabra y advirtió del veto establecido por el juez Baltasar Garzón a los eslóganes a corear, que se redujeron a los que se escucharon en la marcha: «Independentzia», «Herriaren hitza errespetatu» e «Ikurriña bai, espainola ez».

Una persona identificada

La manifestación transcurrió con total normalidad hasta que, en los aledaños de la plaza, la Ertzaintza procedió a identificar a una persona y la tensión se dejó notar durante algunos minutos.

Ya en la plaza, una convecina tomó la palabra para denunciar los reiterados atropellos que ha llevado a cabo Otaola desde su aterrizaje en Lizartza. No obstante, le advirtieron de que su pretensión de «españolizar» a los lizartzarras caerá en saco roto y que será en vano.

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