GARA

La órbita lunar se encuentra en estos momentos en el perigeo, o lo que es lo mismo, el punto más próximo a la tierra. aunque estemos hablando de 359.420 kilómetros de distancia. Este hecho ha motivado que la habitual influencia sobre las mareas esta vez se haya hecho más presente y que las pleamares de estos días, especialmente desde el jueves hasta ayer, estén siendo las de mayor amplitud, se dice, de las últimas décadas. La combinación del periodo equinoccial -cuando el Sol se encuentra sobre el Ecuador y los días tienen una duración similar a las noches- con la luna llena marca cotas máximas anuales de pleamar y bajamar en estas fechas ya otoñales.

Su mayor o menor amplitud no tiene que ver con una mar embravecida, sino con la alineación de los astros. La Luna y el Sol atraen a nuestro planeta cuando los tres se alinean y provocan que la superficie de los mares se deforme dando paso a estas mareas tan significativas.

El hecho de que estas mareas vivas de este año no hayan coincido con ningún temporal de lluvia ha minimizado sus efectos, como posibles inundaciones en rías y puntos próximos al mar, pero de esta manera se pueden apreciar imágenes como la de la bahía donostiarra que parecía quedarse literalmente sin agua. Caminar desde Ondarrate hasta la isla de Santa Clara casi era posible estos días.

Pero como si se tratara de un documental de naturaleza en el que una imagen fija es acelerada para contemplar con rapidez el paso de las nubes, hasta 5,33 metros llegó a subir la pleamar vespertina el viernes. Este hecho provocó que, como en días pasados también, los arenales de muchos puntos de la costa vasca desaparecieran prácticamente bajo las aguas.