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«El dumping social es un riesgo de primera magnitud en la UE»

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Michel husson
Instituto de Investigación Económica y Social

Michel Husson, economista del Instituto de Investigación Económica y Social (IRES) de París, miembro de la Fundación Copernico de la economía crítica y de Attac France, participó en Bilbo en la jornada que el CES Vasco organizó sobre «Política Industrial y Deslocalización en Euskal Herria».

 

Juanjo BASTERRA

En su paso por Bilbo, Michel Husson, economista crítico, participó en una jornada sobre la falta de calidad en el empleo, que la fundación Ipar Hegoa y LAB desarrollaron el pasado martes, y en otra que el Consejo Económico y Social (CES) Vasco organizó el miércoles sobre la política industrial y deslocalización en Euskal Herria.

Husson, en un pequeño receso tras su intervención, concedió una entrevista a GARA en la que reconoce de forma abierta que la deslocalización no está produciendo una pérdida elevada de empleo en Europa, a nivel general, pero, en cambio, sí supone «un chantaje para ejercer presión sobre los salarios en los países desarrollados».

Critica la política inflacionista del Banco Central Europeo y considera que las medidas sociales y económicas, como la instauración de un IVA social, que el presidente francés Nicolas Sarkozy pretende aplicar, «son una trampa para bajar las cotizaciones sociales a las empresas. Nada que ver con beneficiar al conjunto de la población, aunque lo disfrace de esa manera el presidente Sarkozy».

¿Es la deslocalización más que un problema de destrucción de empleo un chantaje a los trabajadores para que abandonen las demandas de mejoras económicas y sociolaborales en las empresas?

Sí, sin ninguna duda. Estadísticamente no es un mecanismo tan importante de pérdida de empleo. No es el principal instrumento de la aplicación directa de la globalización pero, en cambio, sí que tiene dos efectos negativos para el conjunto de los trabajadores: se pierden empleos y es un elemento de presión sobre el conjunto de las demandas de la plantilla de una empresa. Bien es cierto que la pérdida global de puestos de trabajo no es tan abultada como se preveía en los primeros momentos.

¿Va a ir en aumento la deslocalización o, por el contrario, ya ha tocado techo?

Hay una una tendencia de generalización hasta en los nuevos estados miembros de la UE de los 27, porque tienen costes salariales inferiores, y también en la dirección de China ese modelo podría activarse. Todavía se producirá deslocalización. Una razón de la misma es que poco a poco todos los sectores de la economía son susceptibles de deslocalización, potencialmente hasta los servicio de investigación. Hay margen de ampliación para que la deslocalización aumente. Hay que tener en cuenta que se utiliza como medio de chantaje para ejercer presión sobre los salarios en los países desarrollados. Los empresa- rios no van a abandonar ese mecanismo que les favorece. La Confederación Europea de Sindicatos (CES) menciona ya en 2005 las amenazas de deslocalización como un instrumento para obtener concesiones por parte de los trabajadores y de sus representantes. El riesgo de un escenario de dumping social, salarial y fiscal constituye, por lo tanto, hoy en día un riesgo de primera magnitud.

¿Está perdiendo la UE el adjetivo social que le ha contrapuesto al modelo de economía de mercado, de capitalismo puro y duro, de Estados Unidos?

Sí. Es una dificultad construir un conjunto europeo con países con niveles de renta, salariales y económicos bastante diferentes. Por eso, nuestra demanda avanza en que se debe llegar a la armonización europea. Hay que hacer transferencias económicas entre países, como ocurrió con la entrada de pleno derecho de países como España, Portugal, Grecia e Irlanda. Obtuvieron elevadas cantidades desde los fondos estructurales. No es la vía actual de la Comisión Europea, porque avanza hacia el otro lado, es decir, trata de bajar los presupuestos de esos fondos y de liberalizar los servicios, como ocurrió con la primera versión de la directiva Bolkestein al poner en competencia directa a los asalariados de los países con bajos salarios con el resto. Después se matizó un poco esa posición, pero la intención es clara. Esta manera de actuar de la Comisión Europea puede tener un efecto de corrosión sobre los modelos sociales más avanzados. En lugar de lograr una armonización por arriba, tratando de ayudar o traer a los nuevos países a niveles comparables de conciencia social, de salarios... se trata de armonizar a la baja.

¿Está la Comisión Europea beneficiando a los empresarios con este tipo de políticas?

Sí, claramente. Hay que saber que con la globalización mundial, y teniendo en cuenta los datos del FMI, que no es una institución que se pueda distinguir por su antiglobalización, hay una baja tendencial de la parte salarial y disminución de las condiciones de vida de los trabajadores en Estados Unidos y en Europa. Se ve claramente que la globalización permite congelar los salarios en casi todo el mundo y, en cambio, aumentar las rentas y beneficios económicos que obtienen los empresarios.

¿Cuál es la solución más eficaz para evitar los efectos de la deslocalización?

La verdadera solución de la deslocalización, en realidad, se encuentra en los países emergentes. Una evolución normal consistiría en una progresión de los niveles salariales en esos países que les condujera a alcanzar a los países desarrollados y a un «recentrado» de su economía en el mercado interior. Afortunadamente, este proceso parece estar en marcha en los nuevos miembros de la UE, a pesar de los obstáculos que suponen las políticas europeas inadecuadas. Pero en el caso de países como China o India, este proceso puede llevar mucho tiempo, en particular, debido a las reservas de mano de obra de las que parecen disponer.

¿Por dónde pasaría la respuesta europea para frenar esa situación de desequilibrio?

La respuesta inmediata pasa por una estrategia europea que difiere bastante de las orientaciones actuales y que se apoyaría en seis palancas cuyo propio enunciado permite medir el camino que queda por recorrer: una política industrial europea activa; acuerdos de cooperación con los países del Sur; una política de cambio activa; un sistema de ayudas y fondos de armonización dentro de la Unión Europea; la armonización fiscal y social a escala europea; y la afirmación clara del principio del país de destino, es decir, que no se pueda precarizar al trabajador.

¿Cómo se pueden defender los trabajadores de esas agresiones constantes?

Hay un problema ideológico. Hay que convencerse de que hay otras posibilidades de desarrollo. La fuerza del discurso ideológico liberal dominante nos quiere situar en que no hay otra vía de salida. Es un aspecto que pesa mucho. En términos más concretos tengo que decir que una defensa de los derechos de los trabajadores plantea problemas. Una de las debilidades se encuentra en el retraso de las formas de organización del movimiento sindical y social, porque, de hecho, los capitalistas tienen una organización única a nivel mundial y se ponen siempre de acuerdo. La OMC elimina los controles sobre capitales a nivel mundial y a nivel europeo en beneficio de los empresarios. Pero las organizaciones sindicales y sociales de resistencia del movimiento obrero se quedan en un nivel de respuesta nacional y no corresponden al grado de organización de la parte patronal, que lo hace a nivel mundial.

¿Cuál es el problema entre los sindicatos, porque lo lógico sería que entre los trabajadores se actuara unidos?

Hay un problema. La Confederación Europea de Sindicatos (CES) tiene una postura, una manera de actuar, que es un diálogo frío, un marco demasiado institucional. Después faltan revindicaciones a nivel europeo. Los sistemas de negociación colectiva en Europa son diferentes de un país a otro, por lo que hay una barrera real que es difícil de superar. Por ejemplo, los sindicatos no se ponen de acuerdo para establecer un salario mínimo europeo. Pero hay un contraejemplo importante, como es la actuación directiva de Bolkestein. Hubo una movilización europea unitaria. Se logró una modificación de la misma. No es una buena directiva, pero es menos mala que la versión inicial. Ese cambio se debió a que hubo una presión social coordinada a nivel europeo. Creo que esa es la manera de restablecer una mejor correlación de fuerzas a nivel europeo.

¿Pueden los trabajadores ser optimistas de cara al futuro en cuanto a una actuación más unitaria para frenar las agresiones y recortes de derechos?

No hablaría de optimismo, sino más bien de lo que hay que hacer para obtener mejoras frente a los empresarios. El optimismo lo dejaría para la etapa siguiente, una vez que avancemos en la unión entre los trabajadores para poder hacer frente a las agresiones que llegan desde los empresarios y las patronales.

Hablando de agresiones, ¿tienen, en el resto de Europa, los trabajadores temporales salarios más bajos y la precariedad laboral se extiende?

Sí, hay una tendencia general de precariedad acentuada en los trabajadores de menor cualificación, sin duda. En Alemania es de los países más ricos de Europa, pero se iniciaron procesos con nuevos contratos de trabajo que reducen los salarios de manera destacada frente al resto de los trabajadores de la empresa. Este movimiento es una manera de dividir a los asalariados, de crear empleos muy baratos, de crear muchos empleos de mala calidad, para obligar al resto de la plantilla a rebajar sus pretensiones de alcance económico o de medidas de garantías de empleo.

¿Están también mal pagados?

Sí. En Europa se está profundizando en un modelo social de dualización, dado que a los nuevos trabajadores temporales se les paga con salarios bajos. Eso se ve todavía de forma más negativa en los países que se han incorporado a la UE, porque allí la desigualdad es mayor.

 

 

Deslocalización

«La globalización en su punto más negativo de la deslocalización es un elemento de presión a la baja sobre el conjunto de las demandas salariales y sociales de las plantillas»

desunión

«Las organizaciones patronales actúan unidas, incluso a nivel mundial. Los sindicatos, no. Tienen problemas hasta para fijar un salario mínimo europeo (SMI)»

BAJOS SALARIOS

«Los nuevos contratos temporales tienen salarios más bajos. Pasa en un país avanzado como Alemania, pero se agrava en la UE de los países del Este»

«Las decisiones de Sarkozy sobre el IVA social y otras reformas aumentarán la desigualdad social»

¿Qué opina de la pretensión del presidente francés Sarkozy de instaurar un IVA social y aplicar otras reformas ?

Es una trampa. De hecho, decir que vamos a bajar las cotizaciones sociales de las empresas y vamos a hacer pagar por todo, quiere decir que es una legislación sobre transferencias económicas más complicada que otras, porque afectará desde los asalariados hasta las empresas. Pero los efectos económicos y sociales serán muy malos, porque aumentará la desigualdad.

¿Qué opinión le merecen las decisiones del BCE en la crisis financiera?

El Banco Central Europeo está provocando el aumento de la inflación, que es lo peor. Vamos a aumentar las tasas de interés, pero en realidad lo que hace es empeorar la situación económica de muchos miles de trabajadores. En realidad, el aumento del trigo no es por culpa de la inflación, pero se va hacia un alza demasiado rápida de los tipos de interés. Se ve que cuando se trata de una crisis financiera hay dinero y posibilidades de inyectar recursos y se estabilizan las tasas de interés, pero cuando se trata de empleo y de condiciones sociales no se ofrecen esas posibilidades. Es una política totalmente unilateral del Banco Central Europeo.

¿Habrá más sufrimiento para los trabajadores o podemos transmitir más optimismo?

En el caso francés es difícil ser optimista, porque ya sabemos que tuvimos una gran ofensiva sobre todos los aspectos de la realidad social. Sabemos que nos vamos a enfrentar una regresión social importante y generalizada. La esperanza francesa es que cuando van demasiado lejos en sus proyectos antisociales se arma una respuesta muy globalizada. Entonces, la reacción social es importante. Si Sarkozy va demasiado lejos, va a reunificar a la gente en contra de sus proyectos.

¿Cómo está el tema de las 35 horas?

Olvidado.

¿Se aplica? ¿Está vigente?

Sí , pero se está cambiando la legislación sobre las horas suplementarias para eliminar la realidad de las 35 horas. Están vigentes las 35 horas, pero, pierden sustancia, porque hay otras maneras de aumentar el tiempo de trabajo, ya que se ha favorecido a las empresas y están autorizadas a aumentarlo. J. BASTERRA

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