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Cuando sobra calidad, no hay fallo

Mikel INSAUSTI Crítico de cine

Lo primero que hay que destacar es que «A Thousand Years of Good Prayers» es una buena Concha de Oro, de cara a potenciar la imagen y la consideración internacional del Zinemaldia donostiarra. El palmarés de la 55 edición no ha sido protestado como en años anteriores, por la sencilla razón de que la calidad de este año ha sido tan alta que ningún jurado, por incompetente que fuese, podía cargarse lo que ha sido una auténtica fiesta del cine. Nunca el cronista ha pretendido que la decisión del jurado coincidiera con sus gustos particulares, así que, en esta ocasión, tampoco, pero a la hora de evaluar las consecuencias de las decisiones vertidas en el palmarés se ha de mirar por el interés general. En años anteriores en los que la calidad de las películas ha sido inferior, se han entregado Conchas a títulos destinados al olvido que no las merecían, con lo que el premio quedaba devaluado. En 2007, se han podido contabilizar, gracias a una selección inmejorable, al menos una docena de producciones susceptibles de figurar en el palmarés sin ningún desmerecimiento, lo que, sin duda, ha dejado el camino allanado para que el fallo del jurado fuera aceptado de buen grado, como así ha sido.

Quien no haya seguido la Sección Oficial de este año, se preguntará por qué no sorprende o escandaliza el triunfo de Wayne Wang, responsable del paso de la literatura al cine de Paul Auster, a la sazón presidente del jurado. Las suspicacias son por una vez, y ojalá sirva de precedente, pólvora mojada. «A Thousand Years of Good Prayers» estaba en las quinielas entre las favoritas, así que otros también la podrían haber dado como ganadora. Los defensores de la ópera prima de la realizadora iraní Hana Makhmalabaf no deben sentirse defraudados, porque no se van de vacío. Dentro de la lógica del palmarés tiene mucho sentido que hayan premiado como Mejor Actor al anciano Henry O., que era el elemento esencial de la película de Wayne Wang con su interpretación naturalista de estilo amateur. Mi voto particular no era para ninguna de las dos cintas que finalmente han entrado en liza, aunque me doy por contento con que hayan reconocido a John Sayles en su magistral labor de guionista. De cualquier forma, las realizaciones norteamericanas, y ahí se puede meter también a la de David Cronenberg, no cuentan para la Concha desde que el Zinemaldia viene apostando por otras cinematografías alternativas.

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