Ayer sí, el Athletic mejoró su imagen y juego de manera ostensible, sobre todo en la primera parte, pero el resultado volvió a deparar una derrota. La particular bou rojiblanca, una nave con una emblemática e impagable filosofía, se plantó valiente ante el nuevo rico del gres, el submarino amarillo. Pero la diferencia de pegada entre las dos embarcaciones futbolísticas marcó el partido. Un encuentro con dos tiempos opuestos y donde su mayor eficacia le otorgó los tres puntos al equipo castellonense.

Los primeros 45 minutos dejaron los mejores instantes del Athletic en lo que llevamos de temporada. Los hombres de Caparrós salieron a jugar de tú a tú a un rival destinado a estar en la parte alta y demostraron con creces que pueden actuar sin ningún miedo ante cualquier contrario por potente que sea.

Una situación que dejó al descubierto las vergüenzas del errático planteamiento del miércoles, donde Caparrós diseñó una primera mitad llena de miedo hacía el Atlético, algo incomprensible en San Mames.

El regreso de Orbaiz al once dio otro poso y criterio al equipo, lo que ayudo a una salida de balón más desahogada. Pero no sólo eso, sino que el de Utrera acertó con las otras variaciones que introdujo. La primera fue el adelantar unos metros a Javi Martínez. El de Aiegi ha venido jugando muy cerca de los centrales, pero ayer su presencia en los últimos 40 metros fue más notable. Hecho que el equipo notó de manera muy positiva.

Además, ubicó a Etxebe en banda y el de Elgoibar demostró ser uno de los jugadores más entonados del Athletic en este inicio de campeonato. Robos de balón, internadas por banda, combinaciones con Aduriz y faltas laterales fueron parte de la cosecha del gipuzcoano.

Ion Vélez tuvo su gran oportunidad como titular y el de Tafalla no defraudó. Mostró un importante hambre de fútbol y no se amilanó en ningún instante. De seguir así, le va a comer por completo la tostada a Llorente.

Con todo ello, el partido arrancó muy bien para el Athletic, ya que un pase de Etxebe estuvo a punto de aprovecharlo un incisivo Aduriz para marcar pero Viera, habitual verdugo rojiblanco, metió la mano para evitar el tanto. Los bilbainos siguieron en esa línea y apenas sufrieron. Así, las opciones del Athletic llegaron con asiduidad, sobre todo para un Aduriz al que sólo le faltó una pizca de fortuna para atinar. De hecho, no es descabellado asegurar que los bilbainos merecieron haber ido con ventaja al descanso. No lo hicieron y eso les lastró.

Eficaz mazazo en contra

La segunda mitad fue totalmente diferente. Los de Pellegrini centraron el juego por el punto más débil del Athletic -la banda izquierda, que volvió a ser una autopista-, y mejoraron su aportación ofensiva. En esos minutos Caparrós no reaccionó con el acierto de su planteamiento inicial y no paró dicha sangría introduciendo a Koikili, amén de restar agresividad arriba con la entrada de Llorente.

Los amarillos avisaron tras una buena internada de Cazorla y remate de cabeza, pero Iraizoz volvió a evidenciar su calidad. Después llego el mazazo, ya que tras un mal córner del contrario, el Athletic no fue capaz de contrarrestar una segunda jugada procedente de un saque de banda. Una liosa acción dentro del área donde Del Horno y Amorebieta adolecieron de contundencia, un centro llegó a la cabeza de Fuentes y el argentino cruzó un certero testarazo ante el que nada pudo hacer Gorka.

El partido languidecía y la tímida reacción rojiblanca se baso únicamente en sendos disparos lejanos de Javi Martínez y Amorebieta que no inquietaron a Viera, situación opuesta a lo acontedido en la primera parte.

Finalmente y una vez que Iraizoz salvará el segundo, el choque acabó con derrota. Demasiado castigo para un Athletic que dejo buenas sensaciones y síntomas de solidez. Aún así, la realidad dicta que después de 6 jornadas el Athletic tiene los mismos puntos que las dos temporadas anteriores.