Beñat ZARRABEITIA

El pasado 20 de setiembre y tras un supuesto «mutuo consentimiento» José Mourinho dejaba de ser el entrenador del Chelsea. Las desavenencias con el propietario del club, el magnate petrolífero Roman Abramovich, y con el principal responsable de los blues en el área deportiva, el ex jugador danés Frank Arnesen, propiciaban su salida. A través de este cese encubierto, y muy bien pagado ya que se habla de que desprenderse del luso le ha costado 35 millones de euros al multimillonario bolsillo de Abramovich, el Chelsea y la Premier pierden a un autentico fenómeno. El luso es tan arrogante como irónico, tan ambicioso como ganador y tan provocador como buen entrenador.

Desde que aterrizó en Inglaterra, en el año 2004, Mourinho se había convertido en uno de los personajes más odiados de la Liga. Sin embargo, en Stamford Bridge él era la autentica estrella para los hinchas. Durante este periplo quedarán para el recuerdo sus provocaciones a la hinchada del Liverpool, sus polémicas con Ferguson, la burla sobre su presunta relación homosexual con John Terry, la célebre frase de «en Catalunya hacen un teatro muy bueno», en relación a la acción entre Del Horno y Messi en la Champions del 2006, y su aura de absoluta autosuficiencia. Pero por encima de todo eso están las dos ligas, una FA Cup, una Copa de la Liga y la Supercopa lograda bajo la su dirección técnica.

En su despedida Mou fue fiel a su estilo. Así, a través de un mensaje vía SMS informó a la totalidad de su plantilla y a otros insignes futbolistas del campeonato inglés de su marcha. Ahora, según las declaraciones que realizó en la calle, ya que el Chelsea no le permitió decir adiós dentro de sus instalaciones, sus objetivos pasan por «aprender alemán o italiano». Por tanto, y conocido su negativa a dirigir a la selección portuguesa, no sería descabellado pensar que el próximo destino del luso estará en uno de esos dos campeonatos. Pero de lo que no cabe la menor duda es que la Premier ha perdido a una de sus estrellas más rutilantes.

El sustituto temporal de Mourinho está siendo Avram Grant. El israelí ocupaba el cargo de director deportivo en el conjunto londinense. Su estreno en el banquillo no pudo ser más desafortunado. La cita fue en Old Trafford y el United se impuso por 2 a 0 en un partido con bastante menos morbo de lo que hubiera tenido con el portugués al mando de los blues.

No ha sido una elección al azar, Abramovich¯que ahora aspirar a hacer y deshacer hasta en las alineaciones¯siempre ha mostrado una gran aprecio por el pueblo judío. De hecho, es el principal impulsor del torneo Channel One Cup en el que participan conjuntos rusos, ucranianos e israelitas. Asimismo, en las últimas campañas dos jugadores del país de la estrella de David, Ben Haim y Ben Sahar, se han enfundando la elástica del Chelsea.

A partir de ahora se abren múltiples incógnitas y la primera es conocer cuando tiempo durará Grant. En caso de que no termine la temporada, uno de los nombres que más ha sonado en los mentideros ingleses e italianos es Capello, pero la opción del técnico transalpino se antoja demasiado cara. Por tanto, parece que Abramovich ya trabaja pensando en el futuro. Así se le pudo ver acompañado del seleccionador holandés, el mítico Marco Van Basten, en el choque que enfrentó a los Blues al United. El tulipán es el mejor colocado y esto ha provocado el nerviosismo se instale en la federación orange que aspira a renovarle cuanto antes.

Capítulos para dentro de unos meses aparte, lo que está claro es que el Chelsea ha perdido ese plus que le daba Mou y sus opciones para ganar cualquier título se resienten. Y no sólo eso, sino que la amenaza de desbandada es una de las consecuencias colaterales de dicha decisión. Todo, Mientras el show sin estrella continúa en Stamford Bridge, los rivales del Chelsea respiran aliviados.