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Las reformas de Sarkozy

Sarkozy pone en marcha la subvención a las horas extras

Criticada por los sindicatos y con la oposición de las formaciones de izquierda, está ya en vigor la normativa que impulsa las horas extraordinarias en el Estado francés. Medida estrella del programa «trabajar más para ganar más» de Nicolás Sarkozy, esta legislación obvia los acuerdos sectoriales sobre el tiempo laboral, supera, de facto, la ley de las 35 horas semanales y suscita dudas entre los economistas sobre su eficacia para impulsar un «anémico» crecimiento.

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GARA | PARIS

Desde ayer, las horas trabajadas en el Estado francés más allá de la duración legal de 35 horas por semana (o 218 días al año) deberán pagarse sistemáticamente un 25% más que una hora normal y los patronos tienen derecho a una reducción global de cotizaciones sociales fijada por decreto de 1,50 euro por hora extraordinaria en las empresas de 1 a 19 asalariados y a 0,50 euro para otros. La medida podría afectar a cerca de 18 millones de asalariados, cuyas rentas suplementarias también quedarán eximidas de impuestos. El dispositivo será ampliado a los funcionarios, en virtud de un decreto que debe publicarse próximamente.

La desfiscalización de las horas extraordinarias, que entró ayer en vigor, resume por sí sola la apuesta económica de Nicolás Sarkozy: crear un choque fiscal para «liberar el trabajo» y reactivar un crecimiento económico que no cubre las expectativas.

La nueva legislación, que encarna el eslogan de Sarkozy de «trabajar más para ganar más», ha sido criticada por los sindicatos y la oposición de izquierdas y asesta un nuevo golpe a la ley de 35 horas semanales, que fue una reforma estrella del Gobierno de Lionel Jospin (PS) en el periodo 1997-2002, y que el presidente francés ha anunciado que quiere «flexibilizar».

En tela de juicio

El primer ministro, François Fillon, precisó que la medida costará unos 5.000 millones de euros al Estado en 2008, según el proyecto de presupuesto para el año próximo, que ha recabado críticas al mantener la deuda y los déficit a niveles juzgados como demasiado elevados por sus socios comunitarios.

Cuando defendió la medida ante el Parlamento el pasado julio, la ministra de Economía y Finanzas, Christine Lagarde, calculó que «en régimen de crucero» su coste sería en torno a la mitad de los 13.600 millones anuales del coste global del «paquete» de rebajas fiscales.

Teóricamente unos 18 millones de asalariados podrían beneficiarse de la medida, pero la última palabra la tienen las empresas.

Desde que el Gobierno anunció el proyecto en junio pasado, los sindicatos lo han criticado y argumentan que es el empresario, no el trabajador, el que decide las horas extraordinarias.

Además, temen que la medida dé al traste con los acuerdos de modulación del tiempo de trabajo.

Según el Observatorio Unitario de las Políticas Sociales, el aumento del poder adquisitivo será mucho más bajo para la mayoría de los trabajadores que lo anunciado por París, y será irrisorio el efecto del dispositivo en la lucha contra el paro, que repuntó en agosto después de dos años y medio seguidos de descenso.

El organismo, vinculado al colectivo Otras Cifras del Desempleo (ACDC), subrayó que el efecto de la medida en la creación de empleo será «ridículo». Según las cifras del Ministerio de Empleo, en 2004 el 37% de los asalariados efectuaron al menos una vez horas extraordinarias.

En un informe entregado en setiembre al ministro François Fillon, el muy oficial Consejo de Análisis Económico destacaba que el efecto de la reforma era «difícil de evaluar» en esta fase, pero que el dispositivo podía resultar «al final al muy costoso para la Hacienda pública».

Para Eric Heyer, del Observatorio francés de las coyunturas económicas (OFCE), beneficiará «al 37% de asalariados del sector privado que ya tienen práctica en la realización de horas extraordinarias». Opinó que garantizará 0,2 puntos de crecimiento suplementario, pero advirtió de que tiene el riesgo de ahondar en el déficit en la misma proporción, y de favorecer que algunos patronos sustituyan los aumentos de salario por horas suplementarias ficticias

Mientras, entre los parlamentarios de la mayoría conservadora, crece el temor a que sea muy limitado el número de trabajadores que puedan beneficiarse del dispositivo y que la promesa de Nicolás Sarkozy genere «más frustración que beneficio».

«Si las horas extraordinarias no están en la cita, la sanción de las municipales de marzo será radical», advirtió el presidente de la Comisión de Asuntos Sociales de la Cámara de los diputados, Pierre Méhaignerie, del partido conservador gobernante UMP. Con el argumento de que no se puede esperar al resultado de las negociaciones sectoriales para extender el dispositivo a todos los sectores que lo reclamen, quiere proponer una enmienda al proyecto de financiación de la Seguridad Social para que más trabajadores puedan tener acceso a horas extraordinarias.

El objetivo es que las empresas puedan hacer caso omiso de los acuerdos sectoriales de modulación del tiempo laboral con el fin de que el trabajador perciba más por el trabajo adicional en lugar de ser compensado con tiempo libre.

El ex primer ministro Lionel Jospin se mostró escéptico sobre el efectos de la nueva normativa. «Si hay franquicias médicas, si hay un aumento de las cotizaciones sociales, y si se establece un IVA social, entonces redundará en los asalariados medios populares mucho más de lo que puedan hacerlo posibles horas suplementarias desgravadas».

Injusticia social

La ex ministra de Empleo Isabel Guigou (PS) también se mostró escéptica al considerar que el efecto de la medida sobre el crecimiento es «dudoso» y «su coste muy importante para la Hacienda pública.

El Partido comunista subrayó que «los grandes ganadores (...) serán los dueños». Afirmó que supondrá «una agravación de sus condiciones de trabajo de los asalariados y sin aumento de su poder adquisitivo. El silencio de la derecha resuena como un consentimiento. La desgravación de las horas extraordinarias no tendrá otro efecto que el de aumentar las injusticias sociales».

Horas antes de que la normativa entrara en vigor, el primer ministro, François Fillon, defendió las medidas del paquete de rebajas fiscales y de fomento de las horas extraordinarias e insitió en que van a «reformar, reformar y reformar».

Recordó, en este contexto, las tres etapas del método de Sarkozy: «Dinamizar el crecimiento», «emprender las reformas estructurales» y «acelerar el control del gasto público», y subrayó que las nuevas medidas constituyen «la primera etapa».

La segunda será emprender «las reformas estructurales del mercado del trabajo, del Estado y de nuestro contrato social», lo que «haremos juntos este año», agregó Fillon.

Explicó que, para la tercera etapa, quedará «la aceleración del control de nuestro gasto público, que las adaptaciones estructurales harán más fácil».

Al defender la pausa en la reducción del déficit en 2008, el primer ministró francés consideró que para ser «eficaz» la lucha contra los números rojos y la deuda deben colocarse «en una perspectiva política y económica».

«La dificultad, pero también la grandeza de la tarea es tener que hacerlo todo en un mismo impulso», señaló.

PODER ADQUISITIVO

El Observatorio Unitario de las Políticas Sociales indicó que el aumento del poder adquisitivo alegado por los impulsores de la medida para ponerla en marcha será mucho más bajo que el anunciado por París para la mayoría de los trabajadores.

COSTOSO

El Consejo de Análisis Económico advirtió que era «difícil de evaluar» ahora el efecto de la nueva normativa, pero subrayó que «al final puede resultar muy costoso para la Hacienda Pública» en un informe que envió a Fillon en setiempre pasado.

MEDIDAS EFICACES

El ex primer ministro Lionel Jospin, en cuyo Gobierno se aprobó la ley de las 35 horas, consideró que medidas como «las franquicias médicas, el aumento de las cotizaciones sociales y un IVA social» redundarían más en los salarios de los trabajadores.

LAB afirma que el gasto social es la víctima de la reforma

«Trabajar más para ganar más». Este es el pomposo eslogan que encarna el «espíritu» del paquete de medidas ideado por el Gobierno conservador francés para impulsar las horas extraordinarias, legislación que entró ayer en vigor y que también supone un ataque a la reducción del tiempo laboral a 35 horas semanales. Sin embargo, las dudas sobre el éxito de las medidas no se disipan.

Lontzi Amado-Borthayre, responsable de acción sindical de LAB de Iparralde, afirmó que el sindicato está en contra de esta legislación por varias razones, «entre otras porque destruye la filosofía de las 35 horas semanales y porque no son los trabajadores los que deciden cuándo meter esas horas extras, sino que son los empresarios los que lo deciden». Al respecto, el sindicalista señala que «hasta ahora había que justificar las horas extraodinarias, ahora se rompe con esa filosofía y serán los empresarios los que decidan, pero en realidad la cuestión queda en manos del mercado, porque si el mercado no lo exige y el empresario no ve la necesidad de las mismas no habrá horas extraordinarias».

Amado-Borthayre no observa beneficios para los trabajadores en esta legislación, y afirma que la gran víctima de la política conservadora serán los proyectos sociales y la seguirdad social por la menor recaudación de impuestos. Se calcula que el Estado dejará de recaudar 5.000 millones de euros, ya que la norma exonera de impuestos y de cotizaciones sociales las horas extras.

«Ellos creen que con estas medidas aumentará el crecimiento, pero nosostros no lo vemos -afirma el sindicalista-. Sería posible si hubiera más gente trabajando, de lo contrario es muy difícil». Amado-Borthayre destaca la paradoja que se da en torno a la ley y las 35 horas, al indicar que «hoy en día todavía es posible acceder a las subvenciones para aplicar las 35 horas semanales, y ahora, con estas nuevas medida, a los empreearios les disminuyen los impuestos, con lo que los trabajadores pagamos dos veces», manifestó.

Detrás de esta política, señala Amado-Borthayre, hay una «revolución ideológica. Si otros pueblos, los llamados emergentes como China crecen a gran ritmo, piensan que nosotros debemos trabajar más para ser más productivos. Pero en China la productividad va unida a los bajos costes laborales. El problema es que aquí no se invierte en tecnología, que debería ser la vía para aumentar la productividad».

El representante de LAB indicó que esta semana mantendrán reuniones con otros agentes sociales para estudiar las medidas a tomar. De momento, los sindicatos ferroviarios y de transportes de París han convocado una huelga para el próximo día 18 contra la reforma de los regímenes especiales de Nicolas Sarkozy. GARA

EFECTOS

El Partido Comunista subrayó que la nueva normativa que exime fiscalmente las horas extraordinarias «no tendrá otro efecto que el de aumentar las injusticias sociales». Manifestó, además, que «los grandes ganadores «serán lo dueños».

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