Txotxe Andueza Periodista
Frases para cuando faltan las palabras
La noticia y las imágenes de la nueva redada policial contra representantes de la izquierda abertzale nos retrotraen a muchos otros momentos en la historia de este país, en los que la dialéctica del castigo se ha impuesto en el escenario político. Y como faltan las palabras, acabamos echando mano de las frases hechas.
Se veía venir. Todo apuntaba a que, rotos los puentes tendidos durante unos meses al diálogo, los poderes del Estado, actúen éstos con el nombre y apellido que actúen, se iban a dedicar a castigar al mensajero. Castigarle con el único objetivo de infligirle un castigo. Para que note quién manda, quién es el fuerte y quién, en definitiva, pone las condiciones.
Quien siembra vientos... Es lo que vienen a decirnos quienes gustan de situarse en un imposible centro equidistante de la política de este país. Aseguran trabajar por la democracia, por la resolución del conflicto que sufre gran parte de este país, en favor de los derechos, en solidaridad con las víctimas de todo tipo de violencia y un larguísimo bla, bla, bla. En la práctica, es cierto, consiguen que las consecuencias del enfrentamiento violento a ellos sólo les pasen de lado. Y se permiten el lujo de despachar con un «ellos se lo han buscado» las detenciones, la persecución, el apartheid político aplicado a quienes, a diferencia de ellos, se pringan hasta las cachas en la búsqueda de un futuro democrático para Euskal Herria.
Que el árbol no nos impida ver el bosque. Aun reconociendo que el árbol se las trae: esta operación protagonizada -¡otra vez!- por el juez-dios que se cree capaz de disponer del presente y del futuro de todo un pueblo, pero sin duda decidida por un gobierno que tal vez piense que utilizando viejas armas va a conseguir destruir lo que nadie ha sido capaz de parar. Lo importante es el bosque: la suma de derechos políticos de Euskal Herria, su presente y su futuro, los derechos individuales y colectivos de sus ciudadanos, la posibilidad de construir un país democrático y en paz. Hay que lamerse rápido las heridas. La función debe continuar.