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Alvaro Reizabal Abogado

Contubernio

Esta semana, mientras ojeaba por curiosidad la edición digital de un nuevo periódico madrileño, encontré una noticia que, por su título, me llamó la atención: «Los jueces aceleran la renovación de Batasuna». Parecía sorprendente que los mismos que han sentenciado que forma parte de ETA, se dedicaran ahora a someterla a un proceso acelerado de aggiornamento y, más sorprendente aún, que los proverbialmente insumisos batasunos admitieran ingerencias de la judicatura española en sus estructuras.

Por si esto fuera poco sorpresivo, a renglón seguido se añadía que «el Gobierno espera que antes de las elecciones gran parte de sus líderes estén en prisión». Así que el titula-dor consiguió, al menos en mi caso, su propósito de que el lector se adentre en el texto completo de la noticia. Y allí se contaba que el análisis del Gobierno del PSOE constataba que en las elecciones municipales habían pagado en las urnas la ambigüedad en asuntos como la ilegalización parcial de ANV y, sobre todo, la situación penitenciaria de De Juana, a quien el columnista llamaba Ignacia (sic), que seguramente es lo único que hasta ahora no le habían llamado.

Como consecuencia de ese análisis, «ahora el Gobierno da por hecho que antes de las elecciones podría estar en prisión gran parte de la actual dirección de la ilegalizada Batasuna y, en general, de la izquierda abertzale (...) Además fuentes de la Moncloa aseguran que hay preparados ya informes para proceder a la ilegalización de ANV si se produjeran actuaciones terroristas en las próximas semanas». ¿Cómo sabrá todo esto el Gobierno?

Para validar el contenido de la noticia se decía que Arnaldo Otegi ya está preso y que la actuación judicial puede neutralizar también a otros como Barrena o Permach. Se omitía decir que Olano ya está preso por participar en una mani- festación que venía celebrándose desde hace treinta años sin que nada ocurriera, hasta que Lakua decidió servir en bandeja de plata la cabeza del de Gaintza. Apenas dos días después de la noticia, Garzón ordenó detener a Joseba Alvarez y a Oihana Agirre, también so pretexto de haber participado en la misma manifestación, dándose además la circunstancia de que, según cuentan testigos presenciales, Joseba ni siquiera asistió. Y para colmo ayer otros 22 militantes polí- ticos vascos fueron arresta- dos por ejercer su derecho de reunión.

Cualquier excusa es buena para llevar a cabo el plan diseñado en Moncloa tras el análisis y que, curiosamente, se va cumpliendo punto por punto en base a decisiones judiciales, de las que los políticos no opinan por el respeto que dicen profesar a la independencia judicial. ¡A otro perro con ese hueso!

La situación recuerda mucho a la del «¿creían que no nos íbamos a atrever?» que pronunció Aznar tras el cierre de «Egin». Los deseos de Moncloa de cara a la contienda electoral siguen alcanzándose a golpe de resolución judicial. ¿Estarán amañando las elecciones?

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