No me da el espacio ni el tiempo, el espacio-tiempo suficiente para recalificar la información que se amontona. Doy la vuelta a mi cerebelo y me aparece escrito con gerundios una noción sobre lo relativo. Es decir, la justicia es relativa, la política es relativa, los derechos civiles son relativos, lo único que no cambia es el curso del discurso en curso, una torrentera de despropósitos, un vuelta al pasado, una resurrección del excelentísimo señor don Baltasar Garzón, en dura competencia con el otro juez estrella, aquel que tiene un can que no se llama Marcelo.

Llueve, graniza, se expiden considerandos y autos de detención masivos. ¿Dónde? En Birmania. Aquí son simples actos democráticos totalitarios, que es la nueva moda. El Rey, la Patria, la Iglesia, la Constitución, la Unidad de España, el Capital, todo es intocable, como siempre, como en los tiempos que desdibujan en «Cuéntame lo que pasó», esa serie tan irreal. Los políticos del pesebre están felices, se sienten depositarios de todas las esencias democráticas heredadas directamente de aquella época, dan lecciones, tienen sus medios de comunicación para apoyarlos, para darles la cobertura, jalearlos y hacer de cualquiera un mito mediático, un opinador o un servil virrey con ínfulas.

De nuevo el mismo mensaje sobre lo relativo. ¿Por qué es importante un partido de pelota para una cadena y para otra no es ni noticia menor? ¿Por qué en unas cadenas informan de unos partidos de fútbol que etiquetan con la máxima importancia y en otras no existen esos mismos partidos? ¿Por qué en unas cadenas hay unos políticos que están siempre, que opinan de casi todo, y esos mismos políticos no existen para la siguiente en nuestro mando a distancia? ¿Dónde otorgan la jerarquía informativa a los asuntos? Silencio reflexivo.

No es deseable la uniformidad informativa, es recomendable que cada medio muestra su visión del mundo, pero un mínimo de coherencia en lo que puede ser o no interesante para los ciudadanos que no somos solamente audiencias o súbditos nos ayudaría a no sentirnos unos seres absolutamente desinformados por un montón de información parcial, sectaria, manipulada y manipuladora.