Cerca de un millar de personas se dió cita ayer en Etxarri-Aranatz para denunciar la represión que se hace especialmente grave en esta localidad navarra. Recordaron la reciente detención «sin ningún sentido» de su vecino Koldo Barandalla, que posteriormente fue puesto en libertad, y el arresto este pasado jueves del mahaikide Juan Kruz Aldasoro junto con otros 22 compañeros de la izquierda abertzale. En palabras de los convocantes, «son ejemplos de que una vez más le han cerrado las puertas a la vía democrática y han sumergido en un escenario de guerra a este pueblo».

El de Etxarri-Aranatz ofrece una visión clara de la represión en Euskal Herria, según señalaron. La localidad suma «tres militantes muertos a causa del conflicto, dos exiliados políticos y ocho presos políticos» y ha sido ilegalizada la segunda fuerza política. Añadieron que la represión policial se sufre cada día, indicando que en los últimos dos meses han sido impedidas dos movilizaciones, veinte personas han resultado heridas, la localidad ha sido tomada por la Guardia Civil en doce ocasiones, ha habido controles en diecinueve días, han detenido a cuatro vecinos, han sido imputadas dos personas y se han realizado tres grabaciones de vídeo.

Ayer rechazaron esa situación diciendo «basta ya» a la represión. La movilización fue apoyada por sociedades, comercios, bares, asociaciones culturales y deportivas, y colectivos sociales y políticos de la localidad. También se obtuvo el apoyo de cientos de firmas particulares.

Etxarri-Aranatz exige

Con todo ese respaldo, los convocantes exigieron que «dejen a un lado la represión para la resolución del conflicto y que las fuerzas políticas la combatan, que los presos políticos sean trasladados a Euskal Herria con sus derechos garantizados, que se ponga fin a la destructiva política penitenciaria a la vez que se liberen a los presos enfermos como Bautista Barandalla, que se archive el procesamiento abierto contra Koldo Barandalla y Juan Kruz Aldasoro, y que se vaya la Guardia Civil».

La manifestación transcurrió sin incidentes, pero los asistentes relataron que se vivieron momentos de tensión. Unos 30 agentes antidisturbios rodearon la plaza cuando el pueblo se hallaba celebrando el día de mercado, y muchos vecinos se ausentaron ante el despliegue.