Uno tiene la particular sensación de que Caparrós aún no ha entendido del todo lo que significa ser el entrenador del Athletic. El andaluz muestra un discurso repleto de buenas palabras y lleno de frases que la hinchada quiere escuchar, pero a la hora de la verdad ha concretado muy pocas de ellas. El vizcaino es un equipo que tradicionalmente, juegue contra quien juegue y tenga 10 u 11 jugadores, no sale con miedo al campo, pero bajo la batuta de Caparrós esto se ha repetido ya en varias ocasiones. Eso no es el Athletic y eso no es lo que quiere ver la afición. Por tanto, la contradicción en el mensaje es evidente y la falta de resultados también. El discurso que se envía con el juego del equipo también es equivocado, ya que se da la sensación de no poder dar más de sí en el césped cuando los problemas tal vez empiecen porque el banquillo parece no tener claro lo que busca. Síntoma de ello son los constantes cambios de piezas o las sorprendentes convocatorias. En ese sentido, uno tiene claro que Tiko, Ustaritz y Prieto son perfectamente válidos para el Athletic y en caso de tener confianza lo corroborarán. Tiempo al tiempo, pero a Caparrós parece ésto también se le está volviendo en contra.