Los plomos del Baskonia no aguantaron la exigente intensidad del primer partido y se fundieron en el último cuarto para imposibilitar un primer triunfo que los de Spahija tuvieron en la mano durante muchos minutos. Sin la química necesaria, algo lógico en un equipo nuevo en construcción, la apuesta por el físico le permitió manejar el partido al equipo gasteiztarra, pero sin aportes exteriores, no fue capaz de romper el choque cuando tuvo oportunidad y lo pagó en un final al que el equipo local llegó más entero.

En un partido con sus luces -Splitter, Teletovic, Mickeal, Prigioni, mientras le duró la gasolina, y la superioridad en el rebote- el Baskonia acusó en exceso la falta de sus killers exteriores. Igor Rakocevic, excesivamente acelerado y precipitado -con cuatro pérdidas y -3 de valoración- tuvo el día tonto, mientras que más preocupante fue quizá la indolencia de un Jasaitis con su carta de juego completamente en blanco. Vidal y Mickeal, que en principio deben aportar otras cosas, mantuvieron muy bien el tipo, colaborando mucho en la superioridad reboteadora baskonista.

Tras un principio igualado con un Tau jugando con cuatro abiertos, la entrada de Prigioni en cancha y la recuperación del pick and roll permitió a los gasteiztarras ir adquiriendo pequeñas ventajas, aunque el equipo local, con un San Emeterio muy metido, nuca permitió que los visitantes se escaparan.

De más a menos

Mediado el segundo cuarto, en cuanto el juego exterior -Prigioni y Teletovic- acompañó un poco al físico interior en el que Splitter y el bosnio se mostraban superiores a un desapercibido Drobnjak y a un desacertado Gasol, los baskonistas llegaron a obtener ventajas que fueron hasta de cinco punto al descanso, coincidiendo con el único triple de Rakocevic.

El guión del partido siguió siendo similar en la reanudación, llegando la renta a ser de ocho puntos (51-59), pero las faltas personales de unos interiores sin relevo -McDonald estuvo muy apagado y Barac no jugó con lo que Mickeal llegó a jugar de cuatro- pasó factura y comenzó a emerger la figura de Drobnjak para entrar muy igualados en el último cuarto 59-61.

En este parcial decisivo, al Baskonia la gasolina le duró cinco minutos. Con Prigioni fundido y un Middletton frenando las incursiones interiores baskonistas, los de Spahija se pasaron más de cuatro minutos sin poder anotar y el Akasvayu lo aprovechó para sentenciar el encuentro.