Eduardo Punset enamora con su último viaje científico al amor
Tras vender 250.000 ejemplares de su «Viaje a la felicidad», el divulgador catalán Eduardo Punset se adentra ahora en su «Viaje al amor», desde un punto de vista científico. Un libro para entender por qué amamos y nos enamoramos, pero sin mariposas en el estómago.
Joseba VIVANCO | BILBO
Le preguntaron hace años a un estudiante en un examen que diera la definición del comunismo. Y teorizó: «No lo sé. Los rusos llevan sesenta años buscándolo y no lo han encontrado». Algo parecido se podría decir que sucede hoy con el amor, a tenor de las estadísticas que nos adelantan que uno de cada dos matrimonios o uniones de pareja se romperán. ¿Será que el amor está en crisis? Según el conocido divulgador y cientifíco Eduardo Punset, nada de eso. Los humanos estamos programados biológicamente para que el amor duré a lo sumo cinco o siete años, los justos para dar rienda suelta a nuestro instinto de procreación. A partir de ahí, la clave radica en seguirse enamorando cada día, porque «envejecemos en el mismo momento en que dejamos de enamorarnos».
``El viaje al amor'' (Ed. Destino) es el último libro de este catalán, no apto para románticos desde el mismo momento en que nos deja claro que no te quiero con todo mi corazón, sino con todo mi hipocampo. Ni mariposas en el estómago, ni amores eternos, ni flechazos. «Es amor químico», resume el escritor catalán, quien echa por tierra cualquier atisbo de generosidad hacia el otro en una relación amorosa. «El amor tiene una explicación evolutiva muy precisa en nada vinculada al romanticismo. Es un instinto de superviviencia en el sentido de que ningún organismo intenta vivir solo», aclara.
Estamos ante la primera inmersión que la ciencia, la biología, hace en un terreno vedado hasta ahora a la moral. Punset ha recabado en estos años todas aquellas investigaciones habidas en torno al amor y desde un punto de vista científico ha sacado a la luz este libro, quién sabe si de autoayuda, que lo justifica como «la novela de la vida que la gente no suele leer». Es decir, su lectura pretende explicar «cómo es posible que la gente haya podido amar y desamar durante miles de años sin saber lo que le pasaba por dentro».
Y Punset se propone aclarar «qué pasa en la mente de alguien locamente enamorado» y subido en una especie de «montaña rusa» por la que todos hemos pasado. Un vaivén continuo que se explica porque «el viaje al amor es muy complicado para el cerebro».
El amor no es ciego, como se dice a menudo. Se mueve por razones evolutivas y biológicas tan precisas como un reloj suizo. El amor es el sentimiento más antiguo del mundo, se desgrana en el libro. «Tiene 3.000 millones de años y surgió en el momento en el que una bacteria se preguntó si había alguien más ahí porque no podía sobrevivir sola». De ahí que Eduardo Punset sea tan tajante al afirmar que desde un punto de vista biológico y científico, «el amor no es sino un instinto de fusión con otro organismo para garantizar nuestra supervivencia».
Un libro que pretende mostrarnos que los ciegos éramos nosotros, no el amor, por no entender que las emociones que envuelven al amor tienen una explicación lógica, más allá de tópicos y mitos.
Son respuestas que Eduardo Punset da en su libro para una mejor comprensión del amor. ¿Y cómo surge el sentimiento amoroso? Por el papel que juega la memoria. Alguien atractivo o inteligente puede despertarnos una sensación de bienestar; el amor , en cambio, surge cuando la memoria no encuentra en su archivo nada semejante a lo que ve, nada más atractivo o inédito.
¿Y puede haber amor sin sexo? La ciencia, o Punset, responden a esto que sí, pero matizan que el primero nunca culminará del todo si no se llega al segundo. Se acabaron los amores platónicos.
J.V.
El espacio neuronal que un hombre tiene dedicado al sexo es 2,5 veces mayor que en una mujer; él «dispara» a todo, ella selecciona. Para que ella tenga un orgasmo, su cabeza debe estar libre de preocupaciones.
Título: «El viaje al amor. Las nuevas claves científicas».
Editorial: Destino, colección Imago Mundi.
Páginas: 253.
Precio: 19,50 euros.
Las hormonas que están involucradas en el amor romántico son las mismas que se activan en el amor que prodigan los padres hacia sus hijos; ambas emociones tienen la misma neurobiología y el mismo fin evolutivo: perpetuar la especie. Y otro tanto ocurre entre el desamor y la ansiedad de la separación en los niños. El rechazo de la pareja evoca los sentimientos infantiles azuzados por el alejamiento de un ser querido. Biológicamente, nos sentimos igual cuando nuestra pareja nos deja, que cuando nuestra madre abandonaba nuestra habitación en la infancia.