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«¿Es esto lo mejor que puedo hacer con mi potencial como ser humano?»

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PJ HARVEY

CANTANTE E INCONFORMISTA

Polly Jean Harvey es una de las creadoras británicas más sugerentes de la última década. Mujer que, por su aspecto, fue la niña «chavalote» de su barrio, de joven estudió canto lírico y saxo. De lo último no han quedado restos, de lo primero, sí, pues Polly cuenta con una excelente, moldeable y atractiva voz. Entre el talento natural y la provocación estudiada, cautiva desde cada uno de sus álbumes.

Pablo CABEZA | BILBO

Es probable que Polly Jean Harvey fuese el patito feo de su cuadrilla allá por la década de los setenta. Además, siempre fue una chica extremadamente delgada, de piernas onduladas y prominente nariz. Sin embargo, a mediados de los noventa Harvey sufrió una transformación casi radical. Modificó su peinado, apareció el maquillaje, enseñó sus delgadas piernas, combinó divertidos colores y prendas de diseño... Adiós a los prejuicios, a la timidez, a las indecisiones. Estiró sus muslos, tomó una guitarra y rockanroleó tanto con su talento natural como con la fuerza de la estética. Del combinado surgieron discos espléndidos y turbadores directos.

Tras cuatro cautivadores discos publicados del 92 al 95, en 1998 PJ escribió su disco más popular, «Is this desire?». Al que siguieron otros dos álbumes también muy aclamados, «Stories from the city, stories from the sea», año 2000, y «Uh huh her», de 2004. «Para cada disco tengo un objetivo distinto. En `Stories...' era hacer un disco muy melódico, muy lujoso, usando muchos instrumentos, muchas melodías. Pero también quería que sonara muy claro, limpio, brillante. Por el contrario, en `Uh huh her' está la desnudez, la simplicidad, un lado en bruto dispuesto a dejar salir las canciones del modo más simple posible», comenta PJ en la revista «Les Inrockuptibles».

Harvey es exigente. Lo es con sus amigos, con su música, con el entorno: «Por favor, sólo denme algo que vaya a excitarme, a confundirme, a cuestionarme», justo lo que ella desea ofrecer a los demás disco a disco, directo a directo. Razón por la que su nuevo álbum «White chalk» deja de lado las guitarras y carga con voz y piano. Quizá duro, intratable para ciertas actitudes primarias. Pero «White chalk» es llanamente hermoso. A continuación, John Harris charla con Polly Jean.

A finales de 2004 dijo que igual volvía a la Universidad, para estudiar Literatura o algo distinto. ¿Qué había de cierto en este anuncio?

Estaba pensando seriamente en esa posibilidad. De verdad. En realidad, siempre lo hago (risas). Al final de una gira extensa, suelo sentir que no quiero volver a salir de casa. Pero también es como si pensara: «¿Estoy haciendo lo correcto con mi vida? ¿Es esto lo mejor que puedo hacer con mi potencial como ser humano?».

También mencionó el voluntariado en África.

Sí, también he pasado por esa fase: ser enfermera o una cirujano-veterinaria... Al final de una gira larga, me suele pasar eso. Hacia el final de 2004 no me sentía con ganas de embarcarme en otra gira enorme, y ahora, tampoco. Cuando me apetece, hago actuaciones en solitario, porque me permite mucha mayor flexibilidad. Pero... (larga pausa) entonces era distinto. No tenía la sensación de haber hecho un buen trabajo en años, o no todo lo bueno que yo quería. Creo que es algo bastante natural. La gente atraviesa épocas de mucha creatividad y otras no tan intensas. Yo me sentía como si hubiera estado, por un tiempo, en la parte más baja del listón.

¿Cuándo estuvo en la cumbre?

Seguramente con «Is this desire?». Con ese disco, me sentía como si todo encajara: era como estar en el sitio correcto en el momento adecuado. Y poco después ese sentimiento se evaporó de nuevo.

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