Pablo Lorente Zapatería y Jesús María Tomás (*) Plataforma Ribera por el Tren Público y Social. No al TAV
Lo que no cuentan y cuenta mucho
No cuentan que la energía necesaria para mover estos «aviones sobre raíles» proviene de centrales nucleares y térmicas principalmente
En los próximos meses vamos a asistir a los dimes y diretes del comienzo del acuerdo, entre los Gobiernos de Nafarroa y el Estado, para financiar las obras del corredor navarro del Tren de Alta Velocidad (TAV).
Seguirán contándonos el progreso y mejora de las «comunicaciones» y el «transporte» de mercancías y viajeros que supondrá el TAV para la competitividad y el avance de las empresas y economía navarras en este mundo globalizado por el capitalismo neoliberal.
Nos contarán que mediante el descuento de cantidades correspondientes al Cupo Foral (asignación de parte de los impuestos de los navarros y navarras a las arcas del Reino de España), empezarán a financiar las labores de la que probablemente va a ser la obra de mayor impacto medioambiental, social, cultural y económico de este siglo si finalmente se lleva a cabo, para el territorio y los habitantes de Nafarroa.
Desde la Plataforma Ribera por un Tren Público y Social. No al TAV vamos a seguir con la labor de información que no hacen las instituciones defensoras de semejante barbaridad y la organización imprescindibles para que las y los vecinos de La Ribera de Nafarroa sepamos y actuemos en consecuencia para frenar la imposición del TAV en nuestra tierra.
No cuentan que el impacto acústico (contaminación sonora) en «un corredor del TAV a 250 metros a los dos lados de la vía el ruido puede llegar a ser de entre 94 y 79 decibelios», muy superior a lo recomendado para la buena salud de las personas. Tampoco nos cuentan que debido al sistema de electrificación que necesita el TAV (25.000 v a corriente alterna) se genera un campo electromagnético cuyas radiaciones que afectan de 200 a 800 metros de distancia de las catenarias y las vías, y se ha demostrado que no son inocuas para la salud. Tampoco les interesa mencionar que el consumo de energía eléctrica de un TAV a 300 kilómetros por hora es equiparable al consumo doméstico de una población de 25.000 habitantes. Que la energía necesaria para mover estos «aviones sobre raíles» proviene de centrales nucleares y térmicas principalmente. Que las dos centrales térmicas de Castejón más la que se está construyendo son piezas fundamentales para garantizar el suministro al TAV dentro del corredor del Ebro. Que con lo que cuesta el kilómetro de trazado TAV (18 millones de euros, 3.000 millones de las antiguas pesetas) más su posterior mantenimiento se podría renovar, mejorar y ampliar la actual infraestructura ferroviaria: abriendo estaciones, aumentando el número de paradas y el número de trenes, mejorando los equipos técnicos y aumentado las plantillas de personal, con la consiguiente creación de empleo, sacando de la carretera la mayoría del transporte de mercancías y pasándolo al ferrocarril, disminuyendo las emisiones de CO2 y otros contaminantes, cosa que, por cierto, el TAV no va hacer (no existe ningún TAV que lleve mercancías. ¿Cuántas toneladas de mercancías ha llevado el TAV-AVE Madrid-Sevilla desde 1992?)
En definitiva, sólo desde el punto de vista económico sobran razones para oponerse al TAV y apostar por el tren como medio público y social para personas y mercancías. Si añadimos las razones medioambientales y la defensa de la salud de las personas, comprobaremos que para llegar 30 minutos antes de Iruñea a Madrid o viceversa no es ni lógico ni imprescindible la construcción del corredor navarro del Tren de Alta Velocidad.
Por último, aconsejaríamos comprobar lo que sucede en el área metropolitana de Barcelona con el servicio de cercanías, o frecuentar los talgos que van a Castilla o Galicia y pasan por Nafarroa cuyos coches tienen tantos años y kilómetros que los hacen más piezas de reciclaje o museo. Que las inversiones en TAV están empobreciendo y recortando el presupuesto ferroviario es otro hecho objetivo que sufrimos todos y todas.
Es incompatible estar en contra de las centrales térmicas de Castejón y no oponerse frontalmente al TAV. Es incompatible hablar de transparencia, participación democrática y aumentar los presupuestos públicos en temas sociales: vivienda, educación y sanidad públicas, y apoyar la construcción del TAV. Es hipócrita y calma conciencias emocionarse con documentales de moda que critican el modelo del capitalismo actual y su insostenible desarrollo, con el consiguiente cambio climático, y no mover un dedo en nuestra tierra para frenar la barbaridad que supone la construcción del TAV.
(*) Firman también este artículo los igualmente miembros de la Plataforma Ribera por el Tren Público y Social. No al TAV Santi Lorente, Laura Mediavilla, Joseba Amenedo, Aitor Lete y Angel Nayas