El Gobierno turco cede a la presión militar y lanza un claro mensaje a Washington
La todopoderosa cúpula militar turca no oculta su satisfacción, no exenta de críticas, por la decisión del Gobierno turco de dar luz verde a una incursión contra el PKK en sus bases en Kurdistán Sur (Irak). Los analistas lo interpretan como un órdago a Washington.
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«Esto será muy útil (...) yo no puedo decir que vayamos a acabar con el PKK pero una incursión será un gran golpe», se felicitó el jefe del Estado Mayor del Ejército turco, general Yasar Buyukanit, en referencia a la luz verde del Gobierno de Recep Tayip Erdogan (islamista) a una incursión al otro lado de la frontera, ya en territorio iraquí.
Erdogan, que hasta ahora se había opuesto a una operación de esta naturaleza, confirmó ayer mismo que su Ejecutivo prepara una moción para solicitar al Parlamento la autorización para esta incursión y violación territorial. La Constitución exige una autorización de la Cámara, en la que el PJD de Erdogan cuenta con mayoría absoluta. Ni falta que le haría, toda vez que la oposición panturca y kemalista lidera una campaña, que ha tenido reflejo en manifestaciones en la calle y en la prensa, de presión contra la «pusilanimidad» del Ejecutivo.
Batería de críticas
Altos mandos militares retirados no han cejado en sus críticas al Ejecutivo pese a que ha cedido a sus presiones.
«Si el Gobierno hubiera dado esta luz verde, cuando el Ejército se lo pidió por primera vez, no tendríamos ahora tantos muertos», aseguró el general retirado Necati Ozgen.
Este antiguo general de cuatro estrellas insiste en que, aunque la operación no es inminente, «la amenaza de una incursión va a hacer reflexionar a la vez a los americanos y a los kurdos de Irak», en referencia a los dirigentes de Kurdistán Sur. El también general retirado Edip Baser coincidió en declaraciones a la cadena NTV que esta iniciativa no será aplicada inmediatamente, «pero será una buena manera de mostrar que Turquía habla en serio».
Este oficial formó parte de un grupo de trabajo tripartito -entre Turquía, EEUU y el Irak ocupado- formado en 2006 para buscar una solución. Tanto él como su homólogo estadounidense, el general retirado Joseph Ralston, abandonaron esta instancia por obsoleta.
Dilema para EEUU
EEUU se enfrenta a un grave dilema. Por un lado, no desea enemistarse con los kurdos del sur, sus primeros aliados en la invasión de Irak, y menos soliviantar a la única zona relativamente estable en el país ocupado.
Por otro, no puede perder su alianza histórica con Turquía, que alberga la importante base militar de Incirlik (EEUU).
El ex embajador de Turquía en EEUU, Faruk Logoglu, vaticina que la reacción de EEUU a una incursión sería «limitada».
El Gobierno kurdo de Erbil (Irak) ha mostrado su malestar por ser ninguneado en las negociaciones recientes entre Ankara y el Gobierno de Bagdad.
La Policía turca detuvo ayer a una veintena de kurdos a los que acusa de «haber recibido la orden de (...) crear una atmósfera de caos entre la población» y «preparar desórdenes» en Kurdistán Norte.
El grupo, en el que figuran ocho mujeres, fue detenido en un paso fronterizo en la provincia de Sirnak, indicaron fuentes policiales.
La Policía asegura que los detenidos se habrían reunido con dirigentes del PKK y habrían recibido la orden de poner en marcha una «nueva estructura» de desobediencia civil.
Coincidiendo con esta redada preventiva, cientos de kurdos se concentraron ayer frente al Consejo de Europa de Estrasburgo para mostrar su apoyo al líder del PKK, Abdulah Ocalan, y exigir que se haga público el informe sobre las sospechas de que está siendo envenenado en la isla-prisión de Imrali.
GARA
Un atentado con bomba contra un vehículo policial en Diyarbakir se saldó ayer con un policía muerto y cuatro personas heridas, otro policía y tres civiles. Diyarbakir es la mayor ciudad del Kurdistán Norte ocupado.