La Iglesia en la dictadura del terror argentina
La cadena perpetua decretada por un tribunal de Buenos Aires en el proceso al capellán Christian Von Wernich, sentenciado por delitos de lesa humanidad, marca un hito histórico ya que, en consonancia con el fallo emitido hace un año en el juicio al ex comisario Miguel Etchecolatz, sienta jurisprudencia al afirmar que entre 1976 y 1983 en Argentina se produjo un genocidio.
Sin embargo, no es éste el único elemento relevante del proceso que ha llevado a la condena del sacerdote al que se hace responsable de siete homicidios, 32 casos de tortura y 42 de privación ilegítima de libertad. Este tercer juicio desde la anulación definitiva de las leyes de Punto Final ha puesto de manifiesto el papel desarrollado por la jerarquía de la Iglesia católica durante la larga noche de la dictadura latinoamericana, una actitud que no ha sido revisada, ni siquiera ante un caso tan ominoso como éste. Con las pruebas de que uno de sus miembros acudía a prestar apoyo a los torturadores en los interrogatorios y les acompañaba en ejecuciones, la jerarquía católica sólo ha sido capaz de emitir un comunicado firmado por un centenar de religiosos en el que se dice conmovida por que el sacerdote haya sido acusado de esos crimenes. ¿Quizás coinciden con el genocida Von Wernich al considerar a sus víctimas demonios que impiden la paz y la reconciliación?