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Raimundo Fitero

Siguen las dudas

Las dudas han sido siempre el motor de la Historia. Pero cuando las dudas alcanzan a los televidentes, el asunto se debe considerar como una inflación de desprecios, desencuentros y desilusiones. Hay tramos de la programación general que me parecen un mar de dudas. No se sabe si lo que anuncian como directo es un directo directo o un falso directo, o simplemente un enlatado presentado con marchamo de directo. Cuando aparecen los testimonios personales con Patricia, uno duda constantemente sobre la autenticidad de los relatos, porque sabemos y/o sospechamos que en muchas ocasiones se hacen versiones más obscenas o morbosas de esas vidas para que tengan más gancho. Y hasta se sabe que en ocasiones han sido actores o actrices las que han interpretando un personaje para que diera juego en televisión.

Las dudas se acumulan en cuanto hay un acontecimiento que se sale de sus márgenes, entiéndase unas inundaciones. Tenemos unas imágenes que son absolutamente espontáneas, grabadas por particulares que se encuentran con las pilas cargadas en su aparato digital y con un suceso a tiro de foco. ¿Se emiten todas las grabaciones existentes o se hace una selección interesada? Y otra duda, ¿por qué en un momento determinado vemos unas imágenes que dejan a las claras la imprudencia de las autoridades y de repente desaparecen y solamente vemos los efectos, no las barbaridades que se amontonan para convertirse en causas?

Las dudas forman ya parte obligada del sistema de decodificación y de la sana costumbre de hacer una lectura entre líneas de cualquier noticia televisiva que venga de algún lugar con conflicto armado de resonancia internacional. Si en ese conflicto, como es norma, están los chicos y chicas de Bush, entonces las dudas no existen: sabemos que mienten de palabra, obra, omisión e inducción. Pero pronto llegan más dudas: sobre el precio del petróleo, sobre el vestuario predominante en los participantes del congreso del Partido Comunista Chino, sobre Fidel y Chávez. Y más que dudas, sortilegio: Ibarretxe en Moncloa, haciéndose fotos. Tengo tantas dudas, que dudo de que mis dudas sean dudas y no simplemente deflación de mi inversión en credulidad.

 

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