GARA > Idatzia > Mundua

CRÓNICA | CRISIS EN BERLÍN

La socialdemocracia alemana: dividida, acosada y diezmada

A finales de este mes los socialdemócratas alemanes se reúnen en un Congreso en Hamburgo. La cita amenaza con reeditar la batalla abierta entre el presidente del SPD, Kurt Beck, y el vicecanciller, Franz Müntefering, a la sazón ministro de Trabajo en la Gran Coalición dirigida por la canciller cristianodemócrata Angela Merkel.

p028_f01-148X136.jpg

Ingo NIEBEL Colonia

Beck y su antecesor al frente del partido, apodado Münte, protagonizan desde hace semanas una bronca que divide al partido en dos bandos: el del presidente opta por corregir ligeramente la política neoliberal que el ala alineada con el vicecanciller inició cuando aún gobernaba en Berlín con Gerhard Schröder al frente del Gobierno y el partido. El punto de la discordia es la propuesta de Beck de pagar durante más tiempo el paro a los desempleados mayores antes de someterles al duro régimen económico de la ayuda social. Esta última medida, conocida como Hartz IV, fue otro invento de los socialdemócratas y de sus socios verdes cuando gobernaban juntos en la legislatura anterior. La idea de Beck costaría unos 800 millones de euros a las arcas del Estado. Müntefering la rechazó rotundamente para defender las «reformas» de Schröder.

Esa política costó al partido buena parte de sus afiliados y simpatizantes. Aquellos que no se retiraron a un exilio interior, optando por la pasividad, se integraron en el nuevo partido Die Linke. Esta formación política, liderada por el ex presidente del SPD, Oskar Lafontaine, ha sabido ocupar el terreno socialdemócrata, que el partido de Beck abandonó años atrás. Aunque Die Linke aún está buscando su horizonte entre el socialismo y la socialdemocracia de décadas atrás, sí ha adquirido tanta fuerza que supone un serio peligro al SPD. La amenaza es tan real que sólo así se explica la propuesta de Beck.

La confusión que reina en el SPD y su presidente queda en evidencia cuando la propuesta no es otra cosa que una copia de lo que el ministro-presidente de Renania del Norte Westfalia, el cristiano-demócrata Jürgen Rüttgers, realizó el año pasado. Entonces Beck la rechazó tajantemente y el SPD exigió a la canciller Merkel que no permitiera que se pusieran en duda las reformas de Schröder.

Beck, ministro-presidente de Renania Palatinado, justifica su cambio de opinión y se muestra seguro de que logrará el apoyo del Congreso. Sin embargo, los ministros socialdemócratas del bipartito de Merkel se han colocado en el bando de su homólogo Müntefering, eliminando la imagen que Beck y los suyos habían tratado de promocionar de que Münte estaba sólo.

Leña al fuego

La CDU ha echado leña al fuego, asegurando que apoyará el plan de Beck. Su propuesta es parecida pero desfavorecería a los trabajadores jóvenes.

No obstante, la mayoría de los alemanes la apoya. Otro detalle favorece a los cristiano-demócratas: en el pacto de coalición con el SPD consta que los socios de Gobierno van a cambiar el pago del paro.

Así las cosas, los socialdemócratas están acosados por un lado desde la derecha, donde la CDU no va a perder votantes con el previsto cambio.

Por el otro lado está Die Linke (La Izquierda), que en el oeste alemán se presenta con las ideas del antiguo SPD, ofreciéndose como una alternativa política con posibilidades.

Este acoso mas la obvia división interna están machacando al SPD en los sondeos: ha vuelto a bajar. Esta vez ha sido un punto, dejándolo en el 24%. La CDU roza el 40% mientras que Die Linke se está consolidando como la tercera fuerza política con el 11% por delante de los verdes (9%) y de los liberales (8%).

Con este panorama cualquier cosa puede ocurrir en el congreso de finales de octubre.

 

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo