A veces es bueno mirar a la otra orilla para saber cómo se comportan en ésta. Ayer el editorial de «El Correo Español» sobre los últimos movimientos del jelkidismo advertía que «el anuncio de la retirada de Josu Jon Imaz, de un lado, y el nuevo plan que el lehendakari Ibarretxe acaba de presentar, de otro, han abierto en la ciudadanía la incertidumbre sobre el rumbo que el Partido Nacionalista Vasco se propone seguir en un asunto que, por su importancia, rebasa los límites del ámbito partidario y afecta de lleno a la estabilidad de todo el país». ¡Qué angustia!

Según el de Vocento, «se trata de la vieja cuestión, nunca bien resuelta, desde la política nacionalista, de si la sociedad que se quiere construir va a estar basada en el enfrentamiento entre dos sensibilidades identitarias y nacionales o si va a sustentarse, más bien, en la transacción y el entendimiento recíprocos. La última escaramuza del presidente de la ejecutiva jeltzale guipuzcoana, en la que se propone el apiñamiento electoral de todos los partidos del nacionalismo democrático, con la adhesión de EB, en torno a la defensa del nuevo plan Ibarretxe, parece decantarse definitivamente por la primera opción». Y eso, claro, les pone de los nervios.

Pero ya encuentra el bálsamo: «Por otra parte, la inmediata corrección que la ejecutiva nacional del partido ha hecho a la propuesta del líder guipuzcoano indica que en el PNV existe, cuando menos, el temor a que tal política de enfrentamiento no sea ni la más adecuada para un país plural ni la más conveniente siquiera para los intereses del propio partido. La incertidumbre se prolongará a no dudar más allá de la elección del nuevo presidente del partido, toda vez que su mandato comenzará notablemente condicionado por el propio plan que el lehendakari ha lanzado a la plaza pública». Y para solucionar todo, sale a escena el espadachín: «Resulta, por todo ello, del todo oportuno que una voz tan experimentada y autorizada como la del ex lehendakari Ardanza se pronunciara ayer, en la Fundación Sabino Arana, en favor de las políticas que han venido en llamarse transversales y que no son sino las del imprescindible entendimiento entre diferentes en una sociedad tan plural como la vasca. Sus palabras constituyen una llamada a la sensatez (...)». ¡Hala por ahí!