Con 77 años de existencia a sus espaldas, EAE-ANV es consciente de la importancia de unir al máximo de sectores en el camino de la independencia y la unidad territorial de Euskal Herria. Por ello, en la ponencia política redactada por su Comité Nacional para ser debatida en el XI Congreso -a la que ha tenido acceso GARA- vuelve a postular la creación de un Consejo Nacional Vasco (CNV), que agrupe a los independentistas vascos.

Esta entidad, similar a la OLP palestina, sería, en opinión de esta histórica formación política, «el interlocutor de los vascos para cualquier posible negociación». El CNV, para el partido ekintzale, tendría la virtualidad de permitir que «organizaciones como el PNV no tuviesen derecho de veto y posibilidad de dinamitar un proceso como el de Lizarra-Garazi o el anterior proceso de paz».

Para participar en este Consejo Nacional se exigiría como mínimo, por ejemplo, el reconocimiento de la territorialidad vasca y el compromiso de «aislar políticamente no colaborando con las fuerzas españolistas y jacobinas, sindicales, políticas o mediáticas que ataquen las libertades vascas», sin olvidar la voluntad de confrontación con los estados «en la medida en que se nieguen a reconocer los derechos nacionales de los vascos y continúen atacando a nuestro pueblo».

En su reflexión para identificar a los agentes susceptibles de conformar el CNV, considera que no se podría calificar a Zutik, Batzarre y Aralar como independentistas. Sobre la formación que lidera Patxi Zabaleta, ANV censura «su política errática y su falta de compromiso para con los principios de territorialidad e independentistas». En su análisis, achaca además a militantes de PNV y EA estar «totalmente cautivos de unos aparatos de partido cuya máxima obsesión no es la libertad, la justicia social o el desarrollo de nuestro pueblo, sino el enriquecimiento personal y la perpetuación en el poder a través del dinero público». En el caso de Eusko Alkartasuna no ocultan, «en los últimos años», un tímido viraje hacia los posicionamientos independentista y de izquierda, que saludan.

Las críticas a los partidos que lideran Josu Jon Imaz y Begoña Errazti se extienden a la hora de abordar su «actitud de boicot y desprecio hacia Udalbiltza», institución a la que EAE-ANV atribuye, de cara al futuro, «grandes potencialidades en la construcción nacional vasca». Ese futuro Estado vasco, con capitalidad en Iruñea, proponen denominarlo «República de Navarra», al estimar que «el Reino Pirenaico de Navarra fue la máxima expresión política de esa Euskal Herria, especialmente en las épocas en que consiguió nuclear a su alrededor todos los territorios de cultura e idioma vascos».

Desde el partido que preside Kepa Bereziartua, y a cuya reelección se presenta en la cita de Barakaldo, se defiende una descentralización de Euskal Herria en base a eskualdes, «al modo de las antiguas merindades del Reino de Navarra», pero adecuadas a nuestra realidad.

En defensa de esta articulación territorial de Euskal Herria, la ponencia política que se abordará en el XI Congreso subraya que «el nacionalismo jelkide ha basado erróneamente su concepto de soberanía en los herrialdes y en la cuestión foral, olvidando que los fueros no son sino los restos del Derecho Navarro mantenidos por los conquistadores castellanos en aras de la pacificación de los territorios conquistados y no fruto de un inexistente `pacto entre iguales', ni consecuencia de `voluntarias entregas' de los herrialdes vascos a Castilla».

En esta reflexión, el documento político ekintzale abunda en que «el foralismo jelkide, que bebe de fuentes carlistas, con su planteamiento a base de herrialdes `soberanos' con instrumentos como la Ley de Territorios Históricos, ha dañado la concepción de país y ha propiciado situaciones como las de Nafarroa y Araba, además de sacralizar a través del `pacto con la Corona' la dependencia para con el reino de España de Hego Euskal Herria».

EAE-ANV valora que la actual descentralización por herrialdes no corresponde a un país que no llega a los tres millones de habitantes. «Esta concepción foralista -puntualiza la ponencia política oficial a debate- choca con las necesidades de un estado moderno, multiplica el número de administraciones y crea castas de funcionarios y de cargos `a dedo'».

Otro aspecto que no deja de lado la formación ekintzale es la realidad de territorios vascos que han sido a lo largo de la historia separados por la administración española o la francesa «y colocados artificialmente en otras provincias, o asimiladas a otras zonas». Cita, por ejemplo, a Trebiñu, Iturriotz, Miranda de Ebro, Argantzun, Kastro-Urdialitz, Lestaze, Exea y grandes porciones de Errioxa.

Para este partido independentista y de izquierda, los habitantes de estos pueblos, «antiguos territorios navarros, han de tener el derecho, sin ningún tipo de presión de los estados u otros poderes, de decidir si quieren volver a unir su futuro al del conjunto de la Nación Vasca». En este sentido, destaca la tarea de años de diferentes agentes para sobre «bases reales y prácticas» construir y unificar Euskal Herria.

De cara al futuro, declaran que, en la medida de sus posibilidades, trabajarán para impulsar la «revasquización de las zonas desgajadas» y la creación en sus gentes de una voluntad de recuperación de sus raíces vascas, respetando siempre la voluntad popular.