disko berriak | pablo cabeza
Amable aproximación al folk
Kill to get crimson» es un disco repleto de lugares comunes, pero habitados con tanta singularidad que los paseos por su superficie resultan suavemente sorprendentes. Es como el ojo de un turista que observa con admiración las calles de una acogedora ciudad, sin rascacielos ni obras de la nueva arquitectura vanidosa. Sabe Knopfler que es un veterano y que difícilmente va a ser capaz de sorprender. Quizá por ello se ha revisado a sí mismo sin complejos ni miedo a los que gritan evolución. Mark está inspirado en las melodías, sutil con su guitarra y medido en los arreglos. Camina sereno y emotivo por terrenos folkies de conocidos aires irlandeses pre-countrys. Llaman asimismo la atención algunas guitarras con el sustainer suficiente, «Punish the monkey», como para recordar los mejores momentos de Chris Isaak. Sin prejuicios, desnudos frente a «Kill to get crimson», éste ocupa un lugar de altura en la obra global del escocés. Su voz suena honda, como un songwriter de carretera y motel, como un folkie polvoriento pisando la sutil línea que separa al folk del rock y a éste del pop. Las canciones se interiorizan con prontitud y su guitarra, entre espacios y ecos, se torna fascinante en varios momentos. «Kill to get crimson» es la delicada banda sonora de un tipo que canta canciones de raíz folk hasta colocarlas en la boca de la primavera. Knopfler comenzó su carrera discográfica en 1977. Treinta años después nos acerca «Kill to get crimson».