El próximo 6 de noviembre la Comisión Europea hará público su informe sobre el estado de las negociaciones para la adhesión de Turquía a la UE. Ese es el contexto de la escalada de tensión que se vive en Kurdistán y que deparó ayer un primer ataque a cargo del Ejército de Turquía en territorio bajo soberanía de Irak. La negociación entre Ankara y Bruselas se vio paralizada tanto por las discrepancias entre los socios de la UE con repecto a la adhesión como por el apretado calendario electoral turco.

Ahora que se han completado las principales citas electorales y con una mayoría islamista en el gobierno que ha dejado atrás el discurso de resistencia hacia la UE, las negociaciones deberían encontrar un nuevo ritmo. La UE recordaba ayer que espera de Ankara avances significativos en las reformas, y venía a concretar que quiere que Turquía aclare sus intenciones con respecto a las exigencias comunitarias de que el país de mayoría musulmana instaure normas que preserven la libertad de expresión, de culto, la diversidad cultural, la igualdad de género y los derechos humanos. En concreto, y ello afecta de plano a la reivindicación de los doce millones de kurdos que no pueden vivir libremente su cultura, Bruselas exige la abolición de la ley que criminaliza todo acto que ponga en cuestión la identidad turca.