Gorka Ibañez Azcarate Preso en la cárcel de Martutene
Huelga de hambre
Por medio de esta carta, y en vista de las promesas incumplidas por Vigilancia Penitenciaria de Bilbo, la actitud acosadora y negadora de nuestros derechos por parte del centro penitenciario y la podredumbre y falsedad, negándose a repartir la justicia y no la injusticia por parte de los tribunales, yo, Gorka Ibáñez Azcarate, secuestrado en esta perrera desde el día 5 de mayo del 2006 basándose en una condena alegal e injusta, declaro iniciada mi segunda huelga de hambre, a la que di comienzo el día 9 de octubre.
Esta nueva huelga de hambre no finalizará hasta lograr la total y definitiva anulación de las condenas y la celebración nueva de juicios con todas las garantías procesales. No admito promesas ni buenas intenciones. Una vez las admití y sigo preso por confiar en unas instituciones que han demostrado estar podridas desde sus bases. Esas instituciones son las instituciones policiales (Policía Nacional, Ertzaintza...); las instituciones judiciales (juzgados de instrucción, penales, de «violencia de genero»...); las instituciones penales y, por último, las instituciones políticas (Ararteko, Defensor del Pueblo, partidos políticos...).
Lamento tomar esta decisión que me puede poner a las puertas de la muerte, pero mientras esta mierda creada a causa de una denuncia que se ha demostrado falsa no termine, yo no cejaré en mi lucha. La denuncia se demostró falsa, pero su señoría, en una decisión «salomónica», decidió condenarnos a ambos. Es mejor enfrentarse a cuatro pelagatos, sabiendo que a la mujer la van a exonerar, que a toda la sociedad y a los medios de comunicación. Esto ha de cesar. Verdaderos maltratadores están en libertad y los que nunca hemos realizado ningún delito estamos sufriendo una injusta privación de nuestra libertad y una merma de derechos basándose en que no tenemos «conciencia delictiva» y no reconocemos ser unos «maltratadores».
Nunca tendrán ese placer. Nunca oirán esa mentira de mi boca. Prefiero mil veces la muerte más horrenda a mentir para lograr mi libertad. Mentir sería atentar contra mi salud mental en primer lugar y, en un futuro, supondría mi muerte física.
Igualmente hago saber mi total renuncia a un seguimiento médico en centro penitenciario alguno. También quiero dejar constancia de la directiva europea según la cual no se puede forzar la alimentación a ninguna persona, por lo que cualquier orden en este sentido tendrá su denuncia ante los organismos correspondientes. Solucionen el problema que han creado en lugar de perpetuar el error insistiendo en no reconocerlo. Sean personas y asuman el error que han cometido en vez de exigir que yo lo reconozca.
Uds. son los únicos maltratadores. Uds. y los que componen sus séquitos. Gustan de perpetuar sus errores a fin de demostrar su poder. Craso error. El poder es del pueblo, por y para el pueblo. Mejor morir de pie que vivir siempre arrodillado.