«`Pasos' fue un fracaso estruendoso porque cometí un error casi adolescente»
¿Sigue interesado en dirigir después de su experiencia cinematográfica en «Pasos»?
Aquella fue una experiencia formidable y si fuera por mí dirigiría todos los días y dejaría el trabajo de actor. Lo que ocurre es que «Pasos» fue un fracaso estruenduoso, sobre todo porque cometí un error casi adolescente al querer decir todo cuando tenía un guión para haber hecho una síntesis formidable y haber convertido eso en una película muy atractiva. Fue una experiencia muy interesante en todos los sentidos porque resolví cosas que las conocía como actor, pero que las puse en práctica como director, trabajé muy bien con los actores, y la película, si la ves ahora con cierto desprejuicio es una película fallida, pero no esta mal.
Ahora da la impresión de que sigue más activo que nunca: dos películas a punto de estrenar, otras dos en posproducción...
Si, me han llegado unas buenas propuestas, con gente muy joven y con mucho talento, como en «La luna en botella», ópera prima de Luis Piedrahita y Rodrigo Sopeña; y «La habitación de Fermat», de Manuel Carballo. Toda esta actividad me ha ayudado a integrarme aquí y a estar en contacto con lo que la gente hace, con la vida cotidiana y su problemática, con todo ese maremagnum complicadísimo que ha sido siempre el mundo de la cultura y el espectáculo.
¿Cómo ve su futuro? ¿Mantiene la ilusión inicial por la profesión?
Tengo muchos proyectos, pero ya no tengo esa suerte de dionisiaca ilusión que tenía hace muchos años atrás. Ahora, al trabajo le doy un valor mucho más restringido pero más profundo, menos pendiente del éxito pero más negativo también. Antes, a veces, uno dependía mucho del éxito, del cine, de los premios, cosas que te colocaban en una situación de cierta felicidad. Hoy, y aunque parezca un poco zen, la felicidad está en todas esas cosas pequeñas que uno encuentra en uno mismo. No hay mucho más, unos buenos amigos, una capacidad si se puede de reflexión y de pensamiento... y este cuidado de no convertirse uno en un crápula, algo que hay que tener siempre muy presente. Que es toda una tarea, sabes.
Txema GARCÍA