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Raimundo Fitero

Fugaces

Alguien ha visto a «Los algos»? Puedo asegurar que existen, pero debo confesar que no los he visto. Y eso que dan nombre a un programa contenedor en el horario infantil en Cuatro. Son fugaces, unos muñecos alucinantes y divertidos que aparecen unos minutos y dan paso a las series, por eso para poderlos ver o te pones de guardia a esas horas matinales en donde los niños consumen derivados del cacao, o te los grabas para después llevarlos al programa de Iker Jiménez para presentarlos como un fenómeno paranormal, o no hay manera. Es más, vas a retirar la tostada y ya han salido y se han ido. Es parte de su gracia. Persistiré hasta localizarlos.

Estos días corren dos noticias enjundiosas, una de ellas grabadas con las cámaras de seguridad nos muestra una agresión en un vagón de metro a una chica ecuatoriana que pone los pelos de punta. Lo desesperante es que el fascista que le dio la paliza se ha hecho un hueco mediático y aparece haciendo declaraciones realmente ofensivas debido a su tono, exhibiéndose, de una manera impúdica. Pero lo que a mí me deja la respiración cortada es la tercera persona que aparece en la escena, un muchacho joven, testigo de la agresión que parece no sentirse concernido. Es una actitud cómplice con el agresor, una dejación, pero tristemente algo que socialmente está generalizado, convertirse en mobiliario ante actos injustos, como si aquello fuera una cosa entre dos, y no, era una cosa de violencia extrema de uno contra una joven pacífica.

La otra noticia que atraviesa los informativos y provoca conmoción es el embarazo de una niña de once años en León. Por suerte esta vez han funcionando la protección de la menor y no hemos visto, de momento, imágenes de la niña. Pero lo poco que se sabe del asunto, parece que el embarazo es fruto de una relación en el seno familiar. Y algunas voces dicen que consentida, es decir, puede ser una simple historia de amor, y nos abre una gran interrogante sobre la sexualidad en estas edades. Y lo escribo conteniendo el aliento porque es territorio muy viscoso y delicado. Desde luego, esa niña se va a convertir en mujer y madre porque la solución de la interrupción parece inviable según la ley.

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