La organización que integra a los treinta países más desarrollados desveló ayer por medio de dos informes sobre costes salariales e inversión tecnológica que en el Estado español los salarios de los trabajadores del sector industrial están cayendo en 2007, mientras que adelanta que en el Estado español, China, México y Portugal ofrecen «desgravaciones fiscales más generosas a los empresarios en apoyo a la innovación técnológica, sin distinguir entre grandes y pequeñas empresas».

La OCDE reconoce que los costes de la mano de obra en la mayoría de las grandes economías ha experimentado un «crecimiento moderado» en el primer semestre de este año. En Estados Unidos, Gran Bretaña y Estado francés los salarios crecieron un 0,3%; en Canadá, un 0,2%; y en Italia el aumento fue más elevado, hasta llegar al 0,9%. En Alemania permanecieron, en general, estables, pero se redujeron en Japón y en el Estado español.

En el sector industrial, los salarios de los trabajadores del Estado español cayeron en la primera mitad de este año en un 1,5%. Se está produciendo un retroceso, como confirma la OCDE, aunque en el subsector de servicios de mercado se produjo un crecimiento anual del 2,8%. Sin embargo, en el Estado francés, se han elevado entre junio de 2006 al mismo período de 2007 en un 1% en el sector industrial y un 2,8% en los servicios de mercado.

Por otro lado, el nuevo informe de la OCDE sobre inversión tecnológica e industrial reconoce que el Estado español, China, México y Portugal «son generosos» con los empresarios, ya que aplican elevadas desgravaciones fiscales a la inversión tecnológica. Esa organización internacional reconoce que esas ayudas tecnológicas son altas, ya que las haciendas estatales pierden importantes ingresos por las desgravaciones fiscales que aplican. Según la OCDE, la pérdida para las haciendas suman 3.500 millones de euros en Estados Unidos, 702 millones, en el Estado francés; y entre 210 y 280 millones en Holanda, México, Australia, Bélgica y el Estado español. Según el informe, esas sumas representan el 23% de las ayudas directas en Estados Unidos; el 43% en el Estado francés, dos veces el importe total en Holanda; y 1,28 veces en Irlanda. La OCDE recomienda que haya un mayor control de este tipo de ayudas.