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«Bilbo responde mejor a cosas muy directas, que te lo digan claro, muy a la cara»

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TXEMA AGIRIANO

Co-responsable del festival Música ex machina

Responsable, junto a Josu Lafont, del festival multidisciplinar, experimental y transgresor M.E.M. que busca para Bilbo un nuevo espacio artístico, Txema Agiriano se encarga también del fanzine llamado Mamorro. Agiriano dispone asimismo de un blog donde muestra todo tipo de preocupaciones artísticas: www.mamorro.blogia.com.

Anartz BILBAO | BILBO

La inauguración de una exposición de arte en el Museo de Reproducciones inauguró ayer la sexta edición del festival M.E.M., que se desarrollará hasta el 13 de diciembre en la capital de Bizkaia. Un festival de vanguardia organizado, entre otros, por Txema Agiriano, desvela a GARA detalles generales del certamen.

¿Qué es Música Ex Machina?

El M.E.M. es un festival de arte, música y cultura contemporánea, separamos música para que quede claro que también hay música. Dentro del arte abarca todas las disciplinas; desde video, cine, danza... Lo que busca son proyectos que sean un poco diferentes o transgresores; que normalmente no tengan oportunidad de poder venir a Bilbo o de tener un espacio digno para presentarse.

Tenemos una asociación cultural con más gente pero desde el principio, es un proyecto de Josu Lafont y mío, que somos los directores del festival. Actualmente en el equipo directivo también está Pilar Baizan, y entre los tres tiramos para adelante. Este año, por ejemplo, en las exposiciones está Beatriz Silva, otros años ha estado gente de Abisal; Alberto Lomas al principio estuvo mucho... hay distintas etapas.

¿Qué objetivo persigue?

El objetivos es traer cosas distintas a Bilbao, arte transgresor y música experimental, y se está cumpliendo. Desde que empezamos, hemos visto como ahora hay otra gente que organiza conciertos de música experimental; incluso el BAD -teatro- se ha vuelto más transgresor. En Bilbo empieza a haber más cosas de ese tipo y ese es también el objetivo, que haya espacio para esas cosas, que haya más movimiento y que la gente se vaya acercando para darse cuenta que no son tan raras ni para gente muy concreta sino que cualquiera puede llegar a lo que se presenta en el M.E.M.

¿La sexta edición presenta alguna novedad a destacar?

Hemos hecho una apuesta por las performance. Buscamos cosas destacables que puedan llegar al público y que tengan chicha, piezas divertidas pero que tengan crítica. Así, el lunes están los Torreznos en Bidebarrieta, David Bestué estará con unas piezas de video en el Museo de Reproducciones, donde también están los poemas visuales de Nel Amaro, la conferencia de Goikoetxea al final del festival, los videos de Venga Monjas...

Una decena de espacios dan cabida al festival.

Dentro de nuestras posibilidades, procuramos encontrar el mejor espacio posible a nuestra disposición y el mejor espacio posible para cada una de los artistas que vienen, sean músicos o visuales. Hay espacios alternativos, como L´Mono, o espacios como el Guggenheim, que es bueno para el arte sonoro vasco, que siempre se ha movido a nivel de gaztetxe. Si nos dejan un espacio bueno y otro tipo de gente lo puede ver, estupendo.

El festival siempre ha funcionado un poco desde Bilbao La Vieja. Nos movemos y conocemos la realidad del barrio, donde han ido surgiendo cosas que se acercan a nosotros y nosotros a ellos, lo cual es positivo para el barrio.

Una labor de selección ingente que obligará a viajar, concretar criterios...

Intentamos viajar todo lo que podemos. En vacaciones en vez de ir a tomar el sol te vas a ver nosequé, pagando de tu bolsillo. Internet por ejemplo, es fundamental para hacer contactos con gente de todo el mundo.

El criterio es buscar cosas transgresoras que no hayan venido, que sean novedosas. Miramos que puedan gustar en Bilbo, donde creo que el público responde mejor a cosas muy directas. Cosas que te lo digan claro, muy a la cara, no cosas demasiado sutiles.

Donde tienen cabida artistas locales como internacionales.

Nos gusta juntar gente internacional con artistas locales para que haya comunicación entre unos y otros, porque mucha de la gente que viene tiene también sellos discográficos, galerías, organiza festivales... Este año, por ejemplo, viene la gente de la galería Sala Naranja de Valencia. Por eso lo llamamos «Encuentros/Topaketak».

¿Cómo valora el festival, en sus seis primeras ediciones?

Estamos bastante satisfechos con lo realizado hasta el momento. Queremos cultivar más la salida de artistas vascos al extranjero. Este año, como anteriormente con Londres, Copenhague o Bruselas, hemos hecho la presentación fuera para dar salida a lo que se hace aquí. Hemos estado en Washington y han quedado muy contentos del nivel que se ha presentado.

La dificultad está en comunicar. Somos amateurs y a veces no llegas a más. Pero la gente responde bien a lo que no conoce y en general queda bastante contenta con lo que traemos. Creo que el festival es adecuado para Bilbo.

Subvenciones, infraestructuras, artistas. ¿Bilbo evoluciona?

El tema de subvenciones está bastante mal y es una cosa que las instituciones lo deberían estudiar y mejorarlo. En cuanto a infraestructura, son muchos años que se hizo Bilborock o Bilboarte y todo eso debería ir creciendo. No todo está cubierto.

Los artistas se buscan la vida, siempre han existido artistas moviendose fuera que funcionan bien. Quizás en la parte sonora había menos oportunidades, pero la gente va saliendo. La evolución positiva se ha dado sobre todo en un público cada vez más receptivo a ver cosas nuevas. Bilbo está más abierta.

 
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