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Raimundo Fitero

Sin fin

Ha vuelto, un rato, «House», en una de esas acciones de las cadenas que solamente contribuyen al despiste. Presentan un capítulo nuevo y paran hasta principios de año, porque, claro está, no tienen doblados los siguientes capítulos. Se trata, pues, de una suerte de promoción, aunque el capítulo tuvo muy buena acogida y fue un arranque de temporada -cuando lo sea- bastante espectacular, ya que vimos la soledad del mala leche. O del solitario. O del soberbio. Seguiremos esperando y nos dejaremos engatusar por alguna reposición y miraremos la parrilla de Fox, no sea que nos vayan dando alegrías sobre la evolución de esta serie tan buena.

Hace unos años un escritor en variación hacia el españolismo rancio, escribió un famoso artículo, «El Titanic se hunde», y se refería al hundimiento de Catalunya por la gobernación de los nacionalistas y todas esas cosas que tanto les gusta esgrimir a ciertas derechas más o menos divinas. Lo que pasa ahora es una ruina total. Nos acostamos con una noticia inquietante y nos despertamos con otra peor. La situación, fuera de lo que son las causas ideológicas de este caos, es insostenible, y solamente falta que en una de éstas se produzca alguna desgracia personal grave para que el asunto tome el cariz que parece empeñado día a día en dibujarnos.

Barcelona está asediada por el desorden de las empresas, los gobiernos, los comisionistas, la impericia, la mala gestión y el desbarajuste absoluto, la muestra palpable de la incapacidad institucional para luchar contra las termitas del sistema. Se trata de una demolición constante, de un bombardeo subterráneo, aéreo, terrestre. Una forma de guerra sucia infraestructural. Una dimisión, o doscientas, no solucionaría nada, pero pondría las barbas o los moños a remojar, porque aquí es obvio que además de los intereses económicos enormes que están en juego, hay muestras escandalosamente claras de irresponsabilidad política. O dimisión o cese, pero así no pueden seguir. Y que pongan fin a este desastre. ¿Saben que el túnel del AVE pasa por debajo de la Sagrada Familia? Hubo movimiento vecinal, protestas, pero los políticos insistieron. No quiero ni pensar en una grieta o un derrumbe.

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